Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 276

Fidel entendió que era una broma y sonrió.

—Hola, Sofía, soy Fidel, compañero de universidad de Carmen.

—Hola —respondió ella.

Carmen explicó:

—Fuimos de la misma promoción, pero él estaba en Finanzas. Lo conocí en una reunión de intercambio.

Fidel miró sorprendido a Sofía.

—¿También eres exalumna de la Universidad Atlántica? —sonrió—. Carmen, ¿cómo no me habías presentado a una amiga tan guapa?

—Es que es una genio para los estudios, nunca tenía tiempo para salir —contestó Carmen.

Fidel se rio.

—A mí me encantan los genios.

Era solo un cumplido de cortesía, un halago casual. Sofía también intercambió unas palabras con él y luego se separaron.

Cuando se iban, Carmen se inclinó para decirle a Sofía en el oído:

—Al principio me gustaba su cara, pero después de una noche de copas supe que estaba enamorado de otra persona. Desde entonces solo quedamos como amigos. Es bastante misterioso, nunca supe a qué se dedicaba su familia. Aunque parezca simpático, no conviene confiar demasiado en alguien así, puede traicionarte.

Sofía se puso seria.

—Con la manera en que se saludaron, cualquiera pensaría que eran íntimos.

—Pura cortesía. Fingir un poco no cuesta nada. Él también finge muy bien, ¿no lo viste?

La apariencia de Fidel resultaba engañosa; su carácter simpático podía dejar una impresión positiva en cualquiera. Sofía pensó que, si él no fuera una buena persona, una muchacha ingenua podía ser completamente manipulada por él.

Por suerte Carmen era lista y sabía manejar la distancia en las relaciones sociales.

***

Cuando llegaron al reservado, Joaquín y Sebastián ya estaban allí.

Nada más entrar, Joaquín salió a contestar una llamada.

Sebastián mantenía la misma expresión seria y arrogante de siempre, pero con traje se veía diferente, tanto que Sofía no pudo evitar mirarlo dos veces.

Ambos, Sofía y Sebastián, se quedaron en silencio.

Como no tenía mucha confianza con Carmen, Sebastián salió a buscar a Joaquín.

Joaquín terminó su llamada y regresó, con una emoción desbordante.

Sebastián ya se había resignado a cooperar con la Corporación Sierra. Si venía Carlos, lo toleraría; pero si el propio Alejandro se presentaba, resultaría demasiado evidente que lo hacía por Sofía, igual que el plan de Gabriel. Eso lo irritaba.

—¿Por qué tanta emoción? —preguntó él.

Joaquín casi no podía contener la euforia.

—El vicepresidente Carlos no podrá venir, ¿adivinas qué pasó?

Sebastián se sintió intrigado de inmediato.

—¡Vendrá el propio Alejandro, en persona! —anunció Joaquín con alegría—. ¿Sabes quién es él? ¡El dueño absoluto de la Corporación Sierra!

Justo entonces, el ascensor se abrió.

Sebastián levantó la mirada… y se encontró de frente con Alejandro.