Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 367

Al principio, Sofía se sintió herida, pero ahora lo había aceptado y ya no se sentía triste por eso.

Pero la abuela era el lazo entre ella y Manuela, y no tenía nada que ver con la familia Herrera.

La aparición de Valentina hizo que Sofía sintiera que la parte más íntima de su conexión con Manuela había sido invadida.

—No vuelvas a traer a nadie de la familia Herrera aquí —repitió Sofía una vez más.

—¿Qué pasa? —preguntó Manuela—. ¿Es porque estás celosa de Valentina? ¿Te acuerdas cuando Diego hizo lo mismo y no te vi decir nada...?

De la nada, Sofía bajó la voz.

—¡Este asunto no tiene nada que ver con Diego!

Manuela no dijo nada.

—Si no aceptas, le voy a encontrar otro lugar a la abuela.

Manuela la miró sorprendida y luego respondió, furiosa:

—¡Eso no te corresponde! ¡No eres nadie para decidir sobre las cosas de la abuela!

—¡Entonces llamaré a mi tío para que venga!

Manuela estaba furiosa.

—¡¿Desde cuándo el problema soy yo?!

—¡Este es un asunto de la familia Sandoval! —respondió Sofía—. Si eres de la familia Herrera, no me importa lo bien que te lleves con Valentina o Mateo, pero tu mamá también es mi abuela, y este asunto no tiene nada que ver con la familia Herrera.

De la nada, Manuela entendió qué era lo que Sofía en serio valoraba y, al mismo tiempo, sintió que Sofía mostraba una extraña necesidad de controlarla. Esto la dejó pensativa y un poco sorprendida.

—Sofía, ¿es que tú quieres... conmigo...?

Sofía la interrumpió sin pensarlo.

—No quiero nada. Ya me han decepcionado muchas veces y no tengo ninguna expectativa. Tienes que aceptar esto, o voy a hacer que mi tío venga a tomar la decisión.

Manuela no pudo hacer otra cosa que ceder, aunque estaba en serio molesta.

—Bien —dijo Sofía—. ¡Si no cumples, llamaré a mi tío!

Manuela se molestó.

—Si acepto lo que pides, no necesito mentirte.

—Más te vale que así sea.

En este punto, Sofía no le dijo ni una palabra amable, y Manuela estaba en serio enojada.

—Tú y tu hermano son igualitos a tu madre, cuando se ponen tercos, nadie los puede parar. Solo aprenden después de que les pasa algo malo...

—Te divorciaste de Diego y ahora eres solo una secretaria, tu futuro no va a ser fácil. Después de todo, nos conocemos, somos exalumnas, y si se da la oportunidad, puedo ayudarte.

Sofía la miró detenidamente.

Valentina era muy orgullosa, y su mirada reflejaba una clara actitud de condescendencia.

Parecía como si Sofía estuviera viviendo una vida difícil y necesitara que la compadecieran.

A Sofía eso le pareció ridículo. ¿Por qué tanta gente pensaba que ella, después de su divorcio, iba a estar peor?

—Las oportunidades no son muchas. No te pongas tan orgullosa y las rechaces, la reunión de exalumnos tiene muchos recursos. Muchos de tus compañeros de la universidad ya tienen sus propias empresas de tecnología. Si hablas bien con ellos, tal vez puedas conseguir un puesto en algo relacionado con tu carrera, y no tendrás que seguir siendo una secretaria que le sirve a los demás.

Cuando Valentina dijo esto, no pudo ocultar su desprecio por Sofía, aunque su tono seguía siendo tranquilo.

—Después de todo, ¿no te cansaste de ser la sirvienta durante tres años?

Sofía escuchó esto y sonrió un poco.

Su reacción dejó a Valentina algo sorprendida, y empezó a disgustarle más Sofía, que siempre lograba disimular tan bien.

Sofía vio el desprecio de Valentina y, con una sonrisa, respondió:

—¿Me estás invitando a una reunión normal de exalumnos?