Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 420

Easton ubicó de inmediato a Alejandro y a Sofía.

Hasta Camilo, que no solía inclinarse ante nadie, les tenía respeto.

Easton conoció a Camilo en una gala exclusiva de Rolls-Royce. Era de esos eventos donde una copa cuesta más que el sueldo de alguien promedio, y la marca lo invitó como una especie de embajador. En ese entonces trabajaba como asesor de ventas de lujo.

Ahí vio cómo Camilo, sin parpadear, compró un auto de varios millones. Así se conocieron.

La familia de Camilo era dueña de un banco; su dinero venía de generaciones acumulando poder.

Tenía dinero, contactos e influencia. Era de esos herederos de Nueva Castilla que nacen con todo: fortuna, renombre y estatus.

La suerte impulsó a Easton con una serie que lo volvió famoso, pero frente a alguien como Camilo, sabía que su éxito era diminuto en comparación.

Había visto de primera mano el tipo de gente que se movía a su alrededor: personas con poder real, de esas que intimidan hasta a los ricos.

Por eso, cuando se cruzó con alguien a quien incluso Camilo trataba con respeto, Easton no pensó desaprovechar la oportunidad de acercarse.

No se animó a presentarse de frente, pero podía intentarlo por otro camino.

—¿Quién fue el muchacho que acaba de entrar corriendo? —le preguntó a su mánager.

El mánager, que siempre estaba al día, contestó al instante:

—Carter. Vino a audicionar ayer. Lo hizo muy bien, al director le encantó. Hoy tenía la segunda ronda, que seguro iba a pasar, pero un tipo con influencias, celoso sin razón, lo saboteó. Ni siquiera competían por el mismo papel, fue pura envidia. Mandó que lo llevaran al campo y lo dejaran tirado. Qué mala suerte, ¿no?

La verdad, no era tan extraño.

En el mundo del entretenimiento, los sabotajes pasaban todos los días.

Es un mundo con la fama y el dinero a la vista, y con rivalidades tan fuertes que nadie se contiene. En un descuido, te sacan del juego.

A menos, claro, que llegues a la cima; ahí ya nadie se atreve a tocarte y todos fingen ser tus amigos.

El mánager estaba sorprendido.

—Y pensar que alguien lo rescató —comentó, mirando a Sofía y a Alejandro—. ¿Quiénes serán esos dos? Tienen una presencia que parece de película.

Cualquiera con buen ojo notaba que no eran gente común.

Easton lo pensó un momento y tomó una decisión. Se acercó a su mánager y le susurró algo al oído.

—Ese muchacho tiene una suerte increíble —le respondió en voz baja, asombrado.

Easton le aclaró:

—No necesariamente. Si el director lo vio, es porque tiene talento. Solo le faltaba una oportunidad.

Después de años en el medio, Easton tenía clara una verdad: el éxito no depende solo del esfuerzo o la habilidad.

Era una serie de época y el papel protagónico iba a ser de Easton. Él mismo metió dinero en la producción, así que el director debía concederle algunos favores, como sumar talentos que él recomendara.

Por suerte, Carter era bueno de verdad. Su interpretación era potente, y además tenía el físico perfecto para el papel.

El director no veía problema en darle la oportunidad: el personaje iba a tener acción, pero sin quitarle foco al héroe.

Carter abrió los ojos de par en par.

—¿El guardia de Easton...? —preguntó, sin poder creerlo.

—Así es. —confirmó el director—. Vas a tener varias escenas y peleas. Prepárate bien cuando entres al set.

Carter sintió que todo le daba vueltas.

Se quedó quieto, sin reaccionar.

—Tu representante puede hablar con el asistente de dirección —añadió el director, señalando una tarjeta sobre la mesa—. Mañana a las dos de la tarde vas a venir a firmar el contrato. Y, por favor, sin más incidentes.

Apenas terminó de escucharlo, Carter se echó a llorar.

—¡Gracias, director! ¡Gracias, muchísimas gracias! —repetía una y otra vez, entre lágrimas y risas, limpiándose la cara con la manga mientras guardaba el número del asistente en su celular.

Por fin lo había logrado.