Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 421

—¡Director, prometo que voy a darlo todo! ¡No te voy a decepcionar! —dijo Carter, todavía con lágrimas brillando en sus ojos.

El director había visto a muchos muchachos emocionarse así cuando conseguían su primer papel. Algunos lloraban aún más, pero todos tenían algo en común: esa energía honesta y ese entusiasmo de los que todavía creen con todo el corazón en lo que hacen. “Y ese carácter —pensó— sirve mucho para actuar”.

Ahora todo dependía de si Carter sabía aprovechar la oportunidad. No solo tenía que interpretar bien, también aprender a moverse en el medio.

Acostumbrado a los vaivenes del cine, el director sonrió un poco.

—Vamos, ánimo —le dijo con calma.

—¡Sí! ¡Con todo el ánimo! ¡Te lo prometo! —repitió Carter como un niño buscando aprobación, antes de salir de la oficina con una mezcla de incredulidad y euforia.

Su primer impulso fue llamar a su mamá para contarle que por fin tenía un papel importante, un personaje con trama y presencia. Pero se contuvo; si escuchaba su voz, seguro terminaba llorando. Prefirió mandar mensajes.

"Mamá, tu hijo por fin va a lograr algo grande."

"Espérame, cuando empiece a ganar dinero te voy a consentir".

"Ah, y mándame dos cajas de los productos típicos de casa. Compra de los buenos, yo te envío el dinero".

Como todavía no tenía agencia, Carter se encargaba de todo. Agregó al asistente de dirección, que de inmediato lo metió al grupo de actores del proyecto.

Cuando abrió la lista de integrantes, casi no lo pudo creer: ahí estaban Easton, el actor más popular del momento, y una protagonista de primera línea, de esas que siempre aparecen en tendencias.

Carter sentía que estaba soñando.

***

Mientras tanto, Sofía y Alejandro lo esperaban en el auto.

Alejandro ya había terminado de revisar el informe sobre Carter. Todo cuadraba: era un estudiante, a punto de graduarse de la universidad, con buen historial y sin vínculos sospechosos. Si no fuera así, Alejandro jamás habría permitido que Sofía tratara con él.

Le pasó el celular para que leyera.

Sofía lo miró y sonrió, feliz de verdad.

Alejandro no dijo nada.

¿Por qué se reía tan poco cuando estaba con él? ¿O en general casi no se reía?

Le devolvió el celular y preguntó con un tono tranquilo:

—¿Vas a invitarlo a cenar?

—Sí —contestó Sofía.

—No tiene una cara delicada. Sus facciones son marcadas y llaman la atención. Puede dominar la pantalla y sostener un papel principal. Ahora es un novato, sí, pero cuando madure y gane seguridad, esa mezcla de timidez y fuerza va a ser su sello. Tiene potencial, solo necesita espacio para crecer —añadió, entusiasmada.

Alejandro la escuchó en silencio y asintió.

—Haz lo que quieras.

Carter no era una amenaza y, si ahora Sofía quería impulsarlo, él simplemente iba a tenerlo vigilado de cerca.

Mientras ella hablaba, se le fue la vista un momento a la cara de Alejandro. Seguía pensando que era el hombre más guapo que había visto, incluso más que Easton, el actor del momento.

—Hace tiempo que no voy al cine —comentó Sofía—. ¿Qué quieres ver?

Alejandro revisó la cartelera en su celular. Eligió una película de ciencia ficción, la función de las ocho, y le mostró la pantalla.

—Esa misma quería ver —dijo Sofía.

Así que él compró los boletos y de paso reservó mesa en un restaurante de lujo para cenar.

Aunque Sofía insistió en pagar, Alejandro, fiel a su costumbre, no la dejó. Con él, uno no tenía que pensar en nada: siempre lo tenía todo organizado.

Pasó un rato y por fin vieron a Carter, corriendo a lo lejos, con una felicidad imposible de ocultar.