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Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 419

Alejandro notó que Sofía había sonreído fugazmente.

Cuando se trataba de ella, no podía mirar las cosas con seriedad; la razón quedaba relegada y lo guiaba el instinto.

Igual que con ese cuadro.

O como con Carter...

El muchacho no importaba de verdad; lloraba por todo.

Aun así, Alejandro sentía celos de la forma en que Sofía se preocupaba por él.

Bastaba con que ella lo mirara con el mismo afecto, y Carter dejaba de ser relevante.

Una semana sin verla le había bastado para entenderlo: cuando se reencontraron, su mal humor desapareció al instante. Ni siquiera recordaba por qué había estado tan irritado.

Cuando Sofía estaba a su lado, algo en él cambiaba... y a veces, el corazón se le aceleraba con un simple gesto, una palabra de ella, un toque.

Como ahora, con una frase suya, sentía una calidez inesperada, casi embriagadora.

***

Sofía conducía rápido, pero de una forma impecable y segura.

Su concentración y sus manos firmes irradiaban pura elegancia y potencia; Carter lo notaba.

Era una belleza absoluta, de la que atraía tanto a hombres como a mujeres.

No podía apartar la mirada.

Hasta que sintió un aura amenazante.

Levantó la cabeza y se cruzó con la mirada de Alejandro a través del retrovisor.

El susto le recorrió todo el cuerpo: se quedó tenso, con la piel erizada.

Tardó un poco en entenderlo.

Sofía y ese hombre estaban juntos. Ya lo había visto antes, esa noche en el bar.

¿Serían pareja?

Aunque, por cómo interactuaban, no parecían tan cercanos.

La curiosidad lo picaba, pero no se atrevía a preguntar. Era asunto de ellos.

Poco después, el auto se metió en la carretera principal. Como la vía estaba en mejor condición, Sofía pudo acelerar un poco.

—Ya no va a saltar tanto. Voy a manejar más lento. Pueden dormir un rato los dos —dijo con tono tranquilo.

Carter, agotado por el susto y el cansancio, obedeció de inmediato y cerró los ojos.

Alejandro no tenía intención de dormir; quería acompañarla.

Sofía se dio cuenta; cuando el joven ya dormía, le dio unas palmaditas en la mano a Alejandro.

Antes de que ella pudiera retirar la mano, sus dedos la sujetaron.

Sofía sintió el calor de su mano, suave pero firme, y se quedó inmóvil.

Por un momento, algunos pensaron que se trataba de celebridades.

Pero en el mundo del espectáculo, la gente linda era común, así que no insistieron con las miradas.

—Cuando termines la audición, llámame —dijo Sofía, que ya tenía algo en mente.

—No, no puedo seguir molestándote, señorita —contestó Carter, con una mezcla de gratitud y timidez—. Voy a entrar a ver qué pasa. Si no resulta, me voy por mi cuenta. Ustedes pueden seguir con sus cosas.

Sofía no discutió y le dio unas palmaditas en el hombro.

—Ve a tu audición —le dijo, con una sonrisa.

—Sí. —asintió Carter.

La mirada de Alejandro se posó justo en el hombro donde ella lo había tocado.

Sofía lo había consolado demasiadas veces ese día.

Más de lo que lo había consolado a él en semanas.

Carter disfrutaba de la amabilidad de Sofía, pero frente a Alejandro solo podía ser respetuoso y sentirse lleno de miedo.

—Señor Montoya, me retiro —dijo con cautela.

—Bueno —contestó él, seco.

El muchacho volteó y corrió hacia el set.

Justo en ese instante, Easton estaba observándolos desde una camioneta cercana.

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