Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 55

La secretaria principal Mónica y el asistente especial del presidente Rodrigo salieron juntos del ascensor. Detrás de ellos estaba Alejandro vestido con traje formal. Un traje de corte entallado, una figura alta e imponente, facciones impecables sin defectos, cejas y ojos altivos y fríos. En cuanto apareció, su presencia noble y majestuosa los envolvió.

Lisa se quedó paralizada en el lugar, al mismo tiempo, sus ojos no podían ocultar el shock y la admiración. No solo Lisa, el resto de los compañeros dejaron su trabajo al unísono para mirar a Alejandro. Él que ya estaba acostumbrado a ser el centro de atención, mantuvo la mirada al frente.

Los tres entraron a la oficina del presidente, y todos reaccionaron tardíamente, aunque la gran mayoría ya había visto a Alejandro antes. Pero al verlo nuevamente, seguían impresionados. El trabajo duro era difícil, pero la apariencia de Alejandro definitivamente era un consuelo muy efectivo. Lisa agarró la mano de Sofía emocionada y la sacudió frenéticamente.

—¡Realmente es más guapo que el mejor actor!

Sofía, viéndola tan feliz, no pudo evitar sonreír. Lisa, satisfecha con lo que había visto, no podía parar.

—¡No puedo, tengo que pedirle a mi esposo que averigüe sobre Alejandro!

Sofía no la molestó y se ocupó de su trabajo. Aproximadamente media hora después, Rodrigo y Mónica salieron de la oficina del presidente. Rodrigo se fue a ocuparse de sus asuntos y Mónica le encargó a Sofía que imprimiera unos documentos y se los llevara a Alejandro.

Sofía imprimió los documentos y tocó la puerta de la oficina del presidente.

—Adelante.

Acompañada de esa voz fría, Sofía empujó la puerta y entró. Alejandro no estaba sentado en el escritorio, sino en el sofá de cuero del área de reuniones, en una postura relajada. Probablemente no tenía una personalidad muy convencional.

—Señor Montoya, estos son los materiales que pidió.

Alejandro no levantó los ojos.

—Déjalos ahí.

Sofía dejó los materiales, debería haberse ido, pero se quedó parada.

El hombre se dio cuenta y dirigió una mirada molesta hacia ella, su mirada profunda tenía mucha presión acompañada de su cara sin expresión.

—¿Hay algo más?

Sofía se armó de valor.