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Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 62

[Diego, si vas a ser tan parcial, entonces no voy a reconocer a Valentina como mi cuñada. También le voy a contar al abuelo sobre las cosas turbias que hacen ustedes dos y, entonces, tengas que lidiar con las reglas familiares, jajajaja. Querido hermano mayor, ¿tienes miedo?]

Él se frotó las sienes.

Valentina, al verlo, preguntó:

—¿Qué pasa?

—Es Isabella.

—Ah, ella. Con razón te tiene así de molesto. A su edad está en plena rebeldía, tienes que ser paciente con ella —lo consoló Valentina con voz suave.

Entonces, Diego recuperó algo de paciencia y empezó a teclear.

[Deja de hacer berrinches, mejor ponte a hacer algo productivo. No te la pases solo jugando todo el día, y también tienes que cambiar ese carácter. ¿Se te olvidó lo que te dijo el abuelo?]

Isabella se puso tan furiosa que le temblaba la boca.

[Te estás poniendo muy papá, ¿acaso todos los hermanos mayores se vuelven tan sermoneadores? Ese día en la casa familiar, cuando le hice una trampa a Sofía, de toda la mesa, tú fuiste quién mejor entendió la situación, ¿y no me encubriste también? Ni siquiera he dicho nada malo de Valentina y empiezas con el doble estándar. Si llegara a hacerle una trampa a ella, ¿llamarías a la policía para que me arresten?]

[Sí, tengo mal carácter, ¿y qué? No es que no lo sepa. ¿Alguna vez me has escuchado decir que tengo buen carácter? Y aunque lo tenga, no es mi culpa, es porque el ejemplo viene de arriba; tú me malcriaste. Además, ¿cuándo dije que solo me la paso jugando? ¿Acaso no he ganado dinero invirtiendo? Aunque para los demás soy la típica niña rica holgazana y sin estudios, no soy tonta, ¿entiendes?]

Con el ambiente en el que creció Isabella, rodeada de todo tipo de personas con segundas intenciones, si fuera un poco más tonta, ya la habrían estafado.

Diego mandó un emoji de resignación.

[Te resignas tú, ¡yo también estoy resignada! Lo que dices está lleno de fallas lógicas o son puras mentiras, ya ni ganas tengo de discutir contigo.]

Suspiró. Él solo había dicho una frase e Isabella le había llenado toda la pantalla de mensajes.

Estaba descargando en su hermano la rabia que debería haberle sacado Sofía.

Isabella se estaba enojando.

[Diego, me regañas por una Valentina, antes nunca me regañabas por nadie. Si sigues así, me voy a ir a quejar].

Él usó el método de siempre.

[Cien mil dólares].

Ella se sintió ofendida.

[¿Diego? ¿Los vestidos y joyas que le compras a Valentina cuestan desde un millón de dólares, hasta más? ¿Con tu hermana vas a ser así de tacaño? ¿Todavía te consideras mi hermano?]

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