Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 7

A Sofía no le gustaba andar ventilando sus cosas personales, pero Ana se veía genuinamente preocupada, así que decidió aclararlo.

—Ya no estoy casada. Nos divorciamos.

Ana casi se atraganta de la sorpresa.

—¿En serio se separaron? Pero si estabas loca por él...

—Sí, ya está hecho —respondió Sofía escuetamente.

Ana no tardó mucho en procesar la noticia.

Le parecía totalmente lógico que Sofía hubiera tomado esa decisión. La cosa era simple: el señor Villarreal no la quería, punto. No había que buscarle tres pies al gato con esas actitudes hipócritas.

—Oye... ¿es verdad que el señor Villarreal va a casarse con la tal señorita Herrera?

En cuanto las palabras salieron de su boca, Ana se arrepintió.

—Perdona, qué metiche soy. Olvida que pregunté...

—No tengo idea —contestó Sofía.

¿Cómo iba a saber lo que pasaba por la cabeza de Diego? Llevaba tres años tratando de ganarse su corazón sin conseguir ni tibiezas.

La conversación había llegado a un punto muerto, así que se despidieron y colgaron, pero Sofía se quedó pensando en Valentina.

La conocía desde antes de siquiera saber quién era Diego.

El detalle es que solo después de la boda se enteró de que Valentina había sido el primer amor de su esposo. El cómo llegó a conocer a Valentina era toda una historia.

En pocas palabras: Valentina estaba conectada con la tía de Sofía.

Cuando su madre tuvo aquel incidente y su tío se fue a vivir al extranjero, fue su tía quien tomó las riendas del negocio que el abuelo había levantado desde cero.

Vaya uno a saber qué le vio, pero su tía se enamoró perdidamente del padre de Valentina.

La madre de Valentina había fallecido siendo muy joven y había dejado tres criaturas, pero eso no frenó a su tía. Se metió de cabeza en la familia Herrera sin pensarlo dos veces.

Y así fue como la tía de Sofía terminó siendo la madrastra de Valentina.

Por aquel entonces, los Herrera eran poca cosa, tenían una empresita de nada en Puerto Azul. Su tía les inyectó todos sus recursos y conexiones, y de ahí salió lo que se conocía como el grupo Herrera.

Con el manejo de su tía durante esos años, los Herrera se fueron abriendo camino hasta hacerse un hueco entre las familias importantes de Puerto Azul.

Y Valentina pasó a ser toda una princesita de sociedad.

Cuando su madre vivía, Sofía y su tía eran uña y mugre. Incluso después del matrimonio con los Herrera, seguían viéndose seguido.

Toda la semana le tocaría quedarse hasta tarde en la oficina.

El miércoles llegó corriendo a las ocho de la noche al restaurante que Carmen había mencionado.

Apenas pisó la entrada, vio a Carmen saliendo con cara de pocos amigos.

—¿Qué pasó? —le preguntó Sofía.

Carmen estaba que echaba chispas.

—Quería hacerte una cena de cumpleaños atrasada, pero un imbécil rentó todo el restaurante.

¿Una celebración de cumpleaños tardía?

Carmen ya la había invitado el día de su cumpleaños este año, pero Sofía acababa de enterarse del embarazo y estaba en las nubes. Quería que Diego fuera el primero en saberlo, justo ese día especial, así que le dijo que no a Carmen.

Diego le había jurado que llegaría temprano, pero dieron las doce y ni sus luces.

Cuando llamó, fue Gabriel quien contestó.

Resultaba que Diego andaba de parranda con los amigos, borracho perdido, y se le había olvidado por completo que era su cumpleaños.

Al día siguiente, Sofía no aguantó y le mandó un mensaje preguntándole si se acordaba qué día había sido el anterior.