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El Regreso Del Yerno Misterioso romance Capítulo 20

Al final, Mateo tuvo que regresarse en taxi y al llegar a casa encontró a Santiago y a Elena sentados en la sala; lo estaban esperando. -Ya era hora de que llegaras. ¿Qué horas crees que son? ¿Qué acaso no te importa la familia? —renegó Elena. Mateo, quedó sin habla «Ustedes fueron quienes me negaron subirme al auto y ahora se quejan de que llegué tarde...»

-No hay taxis cerca del hotel, tuve que caminar 5 kilómetros para poder encontrar uno... —Mateo intentó explicar, pero Elena lo interrumpió:

-No quiero escuchar tus excusas. Solo admite que eres pobre e incompetente. ¿Para qué tomas un taxi si pudieras comprarte un auto?

Sasha inmediatamente defendió a Mateo:

-Mamá, fuiste tú quien le arrebató el auto que le obsequió el señor Navarro.

-¡Cállate la boca! -gritó Elena furiosa. -¿No has entendido? Ese auto nos pertenece y no tiene nada que ver con él. De no ser por la medicina que creó nuestra empresa, el señor Navarro no sabría ni quién es.

—¡Eso es ridículo! —contestó Sasha molesta.

-¿Te parece ridículo? ¿Algo de lo que dije no tiene sentido? -Sasha estaba harta de las críticas de su madre, por lo que salió de la sala para ir a su habitación. -Es tu culpa que Sasha se esté portando así. ¿Por qué nos sigues ocasionando problemas? —Elena siguió criticando a Mateo. Esta vez, Mateo había quedado realmente sin habla. «Es obvio que Sasha se molestó contigo. ¿Por qué tengo la culpa yo?»

-Olvídalo, no debería esperar nada de un hombre tan inservible como tú -agregó molesta. -Ahora ve y quítate ese traje que Liam vendrá por él más tarde.

-¿Qué? -Mateo no pudo creer lo que escuchó. ¿No querían vender el traje? ¿Por qué viene Liam por él?

-¿Hay algún problema? Liam es un hombre de negocios. Es mejor que él use un traje tan sofisticado. ¿O acaso pensabas limpiar los baños vestido así? Además, Liam nos compra regalos cada año. ¿Y tú? ¿Qué has hecho por nosotros además de cocinar?

-Mamá, ¡eres tan sesgada! -Sasha salió de la habitación y dijo:

-Ese traje fue un regalo para Mateo...

-Lo voy a repetir una vez más. Todas las cosas que obsequió el señor Navarro nos pertenecen y no tienen nada que ver con Mateo. Tengo la última palabra, así que no pueden intervenir con mi decisión.

-Pero...

Justo cuando Sasha iba a volver a reclamar, Mateo la detuvo. —Está bien, es solo un traje —dijo tranquilamente mientras se dirigió a la habitación para cambiarse de ropa y entregarles el traje.

—Guárdalo bien —dijo Elena con el rostro lleno de resentimiento. —¿Puedes usar mejor la cabeza? ¿Piensas darle el traje a tu cuñado, así como así? Deberías ser más respetuoso hacia él. -Sus palabras enfurecieron a Sasha y respondió:

-¡Los dos son tus yernos! ¿Por qué Mateo debería tenerle tanto respeto?

—¿Cómo puedes comparar a un yerno mantenido con un yerno hecho y derecho? -dijo Elena con una mirada insolente. -Mientras uno depende de nuestra familia para vivir, el otro nos cuida. ¿Qué piensas?

No pasó mucho tiempo hasta que Liam llegó con dos cestos. Con una sonrisa de oreja a oreja, Elena se levantó de inmediato y caminó hacia él para recibirlo con toda la atención del mundo como si fuera su propio hijo. Sintiéndose orgulloso, Liam se sentó en la sala para conversar con Santiago y Elena. Mientras hablaba con los señores, su mirada se desviaba hacia la habitación de Sasha; era obvio que estaba tratando de verla, pero para su mala suerte, Sasha no salió en toda la noche.

—Suegra, este traje es increíble. Me lo voy a probar. -Liam caminó emocionado a una de las habitaciones para probarse el traje.

-¿Te queda grande? -preguntó Elena. Después de todo,

Mateo era más alto de Liam.

-Está bien, lo puedo llevar a arreglar. -A Liam le encantó el traje tanto que no se lo quiso quitar. Reconoció que el traje era de Armani y valdría alrededor de cien mil. Estaba seguro de que se vería espectacular usándolo en el futuro.

-Perfecto. -Elena respondió antes de alzar la voz molesta. -Mateo, ¿por qué sigues parado ahí? Consigue una bolsa para que Liam se lleve la ropa.

-No se preocupe suegra. Le dejaré mi ropa a Mateo como obsequio -dijo con una ligera risa. -Sé que Mateo no tiene mucha ropa decente, así que mínimo le puedo dejar esta.

-Liam, eso es tan nombre de tu parte -exclamó Elena con una sonrisa. -Mateo, ven aquí a darle las gracias.

Mateo no dijo nada. «¿Por qué debería agradecerle por su ropa vieja cuando se está llevando mi traje nuevo?»

-Olvídalo, no es necesario. Somos familia después de todo. -Liam se despidió. -Suegros, tengo que irme, los invitaré mañana a cenar.

-Lo sabrás mañana.

-Te gusta el suspenso, ¿no? -Sasha apretó los labios y se estiró de una manera tan atractiva que Mateo no pudo quitarle los ojos de encima. —Tengo mucho sueño, vamos a dormir. —Sasha se acostó y se cubrió la mitad del cuerpo con la sábana, dejando sus piernas expuestas.

A pesar de que el corazón de Mateo latía como loco, se comportó y apagó las luces y se acostó en su cama improvisada. Al ver esto, Sasha no pudo evitar sentirse frustrada. Después de un rato, le preguntó con voz suave:

-Mateo, ¿no crees que esa cama es muy pequeña para ti?

-No, me acomodo muy bien aquí.

-Con que sí. Bueno entonces quédate en esa cama por el resto de tu vida. -Sasha contestó enojada.

Mateo quedó pasmado por un momento y se arrepintió de su pésima respuesta. -¿Por qué no me preguntas otra vez? —preguntó titubeando.

—¡Olvídalo! —dijo Sasha al darse la vuelta y darle la espalda.

Mateo, quien estaba acostado en esa cama improvisada, estaba realmente incómodo, pero no se atrevió a moverse.

A la mañana siguiente, Liam visitó a la familia con el traje Armani puesto. —¿Cómo se me ve? ¿No se ve mucho mejor ahora que lo mandé a arreglar? -Liam caminó hacia Mateo a propósito para alardear.

—Nada mal. Liam, ahora pareces aún más un hombre exitoso —dijo Elena con un rostro alegre antes de continuar a decir sarcásticamente:

-A diferencia de alguien que aún se veía pobre e incompetente usando el mismo traje.

Sasha miró a Mateo escéptica. «¿No dijiste que no le traería nada bueno a Liam tener esa ropa? ¿Por qué sigue aquí presumiendo?»

De pronto, un hombre vestido impecablemente entró por la puerta principal. —Buenos días, soy el señor Guerra, gerente de la tienda principal de Armani. Estoy aquí para llevarme el traje. ¿Ya estará listo para ser devuelto?

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