-Mateo, ¿cómo te atreves a entrar aquí? -El rostro de Carlos se tornó siniestro y ordenó:
—¡Deténganlo!
-¡Un momento! -dijo uno de los directivos. -¿Qué no es él el esposo de la señorita? Ya que está aquí para la cena, deberíamos invitarlo con nosotros.
—Oye, ¿estás mal de la cabeza o algo?
-Veo que no entiende. Imagine lo interesante que será ver a su esposo ofreciéndola.
-Me sorprende lo depravada que es su mente, pero tiene razón. Deberíamos dejarlo entrar.
-Ja, ja, ja. Parece que no podemos comenzar la cena sin el esposo.
-Esta noche se pone cada vez más interesante...
Los Coronel se miraron unos a los otros disgustados por lo sinvergüenzas que eran estas personas.
-En ese caso, déjenlo que entre al salón con nosotros -anunció Erick.
Con una mirada no satisfecha, Carlos se acercó. — Queridísimo cuñado, ya escuchaste. Deberás ayudar a Sasha a revisar a todos los invitados presentes y seleccionar el mejor para ella.
Todos los presentes se soltaron a carcajadas viendo a Mateo, pero él simplemente los ignoró y se dirigió hacia donde estaba Sasha.
—Mateo, ¿tienes idea de lo que acabas de decir? —le preguntó Elena furiosa. -¿Estás consciente del motivo de esta cena?
Mateo asintió, dando a entender que sabía para qué era la cena.
-¿Y aun así vas a permitir que esto suceda? -gritó Elena exasperada. —En serio me decepcionas. ¡Más que un inútil eres un cobarde! Y dices ser hombre...
El rostro de Sasha estaba lleno de desilusión.
-No se preocupen, no le pasará nada. Le prometí a Sasha que no sufriría nunca más y lo cumpliré -respondió Mateo con su voz tranquila.
-¿No crees que es lo mismo? -criticó Santiago furioso. -¡Está a punto de sufrir la más grande humillación de toda su vida!
Mateo miró fijamente a Sasha y le dijo:
-Sasha, tienes que creerme.
—¿Creerte? Fuiste tú quien nos metió en este desastre. ¿Por qué debería creerte? -preguntó Demetria.
Con el rostro rojo por tanta frustración, Sasha declaró apretando los dientes tras pensarlo un momento:
-Está bien, confiaré en ti esta vez.
-Sasha... -Elena estaba muy nerviosa.
-¡Suficiente! -dijo Sasha con una mirada determinada. -No podemos huir de esta trampa, así que iré a luchar por una oportunidad de sobrevivir. En el peor de los casos moriré luchando.
Después de tomar esta decisión, entraron al salón donde el banquete tendría lugar. Sasha y su familia se sentaron en la mesa principal junto con Erick, lo cual era una oportunidad bastante rara.
—Damas y caballeros, imagino que todos sabemos el motivo de por qué estamos aquí —dijo con una sonrisa. — Sin más preámbulos, comencemos con la subasta.
—Don Coronel, yo tengo un proyecto con valor de 30 millones este año... -El hombre de aspecto robusto ofreció primero.
-Oye gordo, ¿en serio crees que puedes obtener la primera noche de la señorita con solo 30 millones? ¡Yo tengo un proyecto con valor de 50 millones!
-¡Yo de 60 millones!
-70 millones...
—¡80 millones!
En medio de toda la conmoción, los proyectos que ofrecían incrementaban en valor más y más hasta llegar a la cantidad de 150 millones. Los Coronel estaban eufóricos de escuchar todas esas ofertas, pensando en la gran fortuna que podían conseguir de sus contactos. El grupo Cárdenas canceló sus contratos, pero ahora no importa. El dinero que podrían ganar de estas personas sería mucho más de lo que el grupo Cárdenas podría ofrecerles.
Al mismo tiempo, Sasha y su familia estaban inquietos hasta que Elena enfrentó a Mateo y le reclamó:
—¡Eres un inútil! ¿Dejarás que nosotros suframos toda esta humillación?
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