Al ver eso, Carlos se burló.
-Sasha, apúrate y dale las gracias al abuelo, porque en un rato vendrán los proveedores de los ingredientes a exigir sus pagos y si este problema no se resuelve perderás tus acciones.
Sasha estaba aturdida, era claro que Erick había planeado todo con antelación: contactó a los proveedores y les ordenó que exigieran sus pagos, de esa manera Sasha se vería obligada a perder todas sus acciones. ¡Pero el problema era que ella ya no tenía dinero para pagarles! Y si no pudiera hacerse responsable de la situación, sería muy seguro que terminaría yendo a la cárcel, incluso a pesar de su actual posición como presidenta. Al ver la situación, Santiago murmuró:
-Padre, las acciones de Sasha valen 50 millones y solo le estás ofreciendo medio millón... Eso es... muy poco.
-¡Ja, ja! -Carlos se burló.
-Es su culpa que la empresa haya terminado así, al ofrecerle medio millón ya estoy siendo generoso con ella. Si no tomamos el negocio ahora, ¡podría ir a la cárcel!
-Exacto, el abuelo solo quiere ayudar, incluso le ofreció 500,000 -dijo Liliana frunciendo la boca-En mi opinión, ella debería ser quién nos pagará a nosotros por tomar el negocio en esta situación.
-¡Pero sus acciones valen más de medio millón! -exclamó Elena.
—¡Puedes venderlas si quieres! —dijo Erick y luego preguntó—: ¿pero estás segura de que puedes irte de aquí hoy mismo?
Al mismo tiempo, un grupo de personas estaban llegando a la entrada de la empresa: eran los proveedores de los ingredientes.
-¡¿En dónde esa tal Sasha?! Bloqueen la puerta, ¡no la dejaremos ir si no nos paga hoy mismo!
La expresión en el rostro de Santiago se endureció.
-Olvídalo Sasha, deberías aceptar la propuesta del abuelo, tal vez no estás destinada a ser la directora de la empresa después de todo. ¡Solo vende tus acciones!
Elena no podía hacer otra cosa más que asentir.
-¡Tu padre tiene razón! Al menos ganarás medio millón.
Sasha apretó los dientes pues no estaba dispuesta a aceptar la oferta de su abuelo.
—¡Vamos, solo firma el contrato y los 500,000 serán tuyos! —Con eso, Erick sacó un contrato que había preparado con anterioridad.
Sasha miró a Mateo con la esperanza de que pudiera darle su opinión.
—¡No lo firmes! —dijo Mateo.
—Mateo, ¿estás loco? —Elena estaba molesta—, ¿que no firmé? ¿Acaso no estás viendo la situación actual?
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