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El Regreso Del Yerno Misterioso romance Capítulo 40

Cuando Timoteo salió de la sala, la señora Guevara ya se encontraba dando algunas órdenes.

-¡Qué inteligente es ese hombre de apellido Lara! ¡Consigan más hombres y tráiganlo!

Javier asintió varias veces.

-¡Tomó la mejor decisión, señora Guevara! No se puede ser tan condescendiente con ese tipo de personas.

De pronto, Timoteo gritó enojado:

-¡No hagan nada!

De inmediato, todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo, incluso la señora Guevara estaba sorprendida.

-Cariño, ¿qué sucede?

-Solo esperemos a que llegue el doctor de Bainbridge -dijo Timoteo.

Al escucharlo decir eso, la señora Guevara lo contradijo:

-¡Pero debemos vengarnos! Aunque el doctor de Bainbridge llegue, debo asegurarme de que ese nombre de apellido Lara terminé lisiado.

-¡Cierra la boca! -exclamó Timoteo con enojo. Guillermo estaba involucrado en la situación y no se atrevía a decírselo a ella.

A la mañana siguiente, el médico que venía desde Bainbridge finalmente llegó, él había sido invitado personalmente por el Divino Doctor Yáñez y era muy reconocido en todo China. Después de revisar la herida del joven Guevara, el médico comenzó a negar con la cabeza.

-Yo no puedo ayudarlo, su herida es muy seria... Además, no le dieron el tratamiento necesario a tiempo, debo de decir que incluso si intentara hacer algo por él solo existe un 20% de probabilidades de que se recuperará, ¡es muy riesgoso!

—¡¿Qué?! —Timoteo y el resto de los presentes estaban perplejos porque ni siquiera un médico de Bainbridge podía ayudarlos, ¿no significaba que el joven estaba condenado?

-¡Esto es muy malo! -La expresión del médico Yáñez era muy seria-La situación del joven Guevara es cada vez peor, puede que solo resista un par de horas más. ¡Señor Guevara, la única persona que puede ayudarlo es ese intendente!

La señora Guevara se puso pálida.

-¡¿Cómo es eso posible?! ¡Por qué una persona que limpia baños salvaría a mi hijo!

Timoteo miraba como poco a poco la respiración de su hijo se volvía más débil; con una expresión seria, apretó la quijada y salió de la sala. Al mismo tiempo, Mateo se encontraba en el Jardín Lakeside ya que no había ido al hospital, pues en su lugar fue en busca de su hermana. De repente, un Rolls-Royce se detuvo frente al jardín; poco después, Timoteo bajó del auto. Había investigado dónde vivía Mateo a través de José y en cuanto lo supo, se dirigió ahí. Tan pronto como miró a Mateo, se arrodilló frente a él

-Señor Guevara, creo que lo engañaron -frunció el ceño y explicó todo lo que había sucedido, incluido el hecho de cómo había sido expulsado por la señora Guevara.

Timoteo estaba muy enojado, casi al grado de escupir sangre del coraje. Entonces, dijo:

-¡Ese bastardo de Javier! ¡Así que él estuvo detrás de todo esto! Lo siento mucho, señor Lara, no sabía nada sobre esto y con respecto a lo que mi esposa hizo, me disculpo con usted en su nombre, por favor perdónenos si lo hemos ofendido.

Mateo agitó la mano.

-Señor Guevara, puedo sentir su honestidad y dado que usted mismo vino hasta aquí, me olvidaré de todo lo que pasó. Vamos, ¡tenemos que ayudar a su hijo!

Timoteo, por su lado, estaba sumamente feliz.

-¡Muchas gracias, señor Lara!

Cuando por fin llegaron al hospital, el joven Guevara se encontraba en una condición extremadamente crítica y la madre estaba demasiado ansiosa. Al darse cuenta de que su esposo venía con Mateo de inmediato comenzó a reprenderlo llena de coraje:

-¡Al fin llegaste! ¡Cómo te atreves a hacer algo así! ¡Si mi hijo muere por tu culpa, yo misma haré que te maten!

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