Eliana también notó la presencia de Mateo y se quedó quieta por un momento, segundos después dijo:
—¡¿No eres Mateo?! ¿Qué haces aquí? ¿Trabajas estacionando autos?
Junto a ella estaba un hombre con uno de sus brazos lleno de tatuajes, parecía tener alrededor de 40 años y estaba calvo; también portaba una cadena gruesa de oro, un reloj de oro y unas gafas de sol negras. A simple vista daba la impresión de ser un matón; su nombre era Eduardo, pero solían decirle Lalo y hoy en día era conocido como señor Eduardo. En su juventud, este hombre también estudió en la misma escuela que él y solía rondar por los pasillos, chantajear a los estudiantes y salir con muchas chicas porque se creía el jefe del lugar. Eliana comenzó a salir con él durante aquel tiempo para sujetarse de su reputación y presumir ante los demás.
Después de que Mateo ayudará a su compañero de clase con la carta, el séquito de Lalo fue en su búsqueda para darle una lección y si no hubiera sido por su amigo, Julián Castro, Mateo hubiera sido golpeado al grado de no poder regresar a la escuela. Para su sorpresa, hoy en día Lalo era rico e incluso tenía un BMW.
-¿Quién es? -Lalo lo miró con arrogancia.
-Es la basura de la que te hablé, solía estar enamorado de mi cuando estaba en la escuela -dijo Eliana con orgullo-me escribió una carta de amor, pero no tuvo el valor suficiente para poner su nombre en ella, incluso no quería admitir que había sido él. Además, no me quitaba los ojos de encima, ¡me encantaría poder sacárselos!
Mateo frunció el ceño pues, que él recordara, jamás había visto de más a Eliana, por lo que era obvio que la chica estaba exagerando la historia.
-¡Así que este es ese chico! -Lalo sonrió de repente, tomó la esbelta cintura de Eliana y dijo con una sonrisa en el rostro—: Oye, no puedo creer que una basura como tú hubiera creído que tendría oportunidad con una diosa como Eliana. ¿Acaso puedes imaginar cuánto dinero gasta en ropa y en maquillaje al mes? Nuestra cuenta en un bar de seguro excede lo que tú llegas a ganar en un solo año, aun así, un plebeyo inútil como tú pensó que podrían salir; no eres digno de ella. -Después de que terminó de maldecir a Mateo, dejó sus manos reposando en la cintura de la chica mientras sonreía-: Olvídalo, Eliana, no hay que perder nuestro tiempo con plebeyos como él, ¡vámonos, no dejes que esta basura arruine tu día!
Eliana lo miraba con condescendencia.
-¡Mateo, deja de seguirme! Haces que me den náuseas.
Orgullosos, entraron juntos al restaurante que estaba a su costado. Mateo, por su lado, estaba furioso, porque había sido ofendido sin razón aparente. En eso, levantó la vista y se dio cuenta de que estaba junto al restaurante Noches en Shanghái; ya había escuchado hablar del lugar y sabía que era muy reconocido en todo Eastcliff, comer ahí costaba entre 2 y 3 mil por persona. Jamás había estado en ese restaurante, pero ante la situación que recién se había presentado y con el alma llena de furia, pensó que tal vez podría usar la tarjeta que le había dado José y que contenía decenas de millones. Dado que notó que Eliana y Lalo alardeaban de su riqueza y que lo miraban con desprecio, fue que decidió seguirles la jugada, pues, de todos modos, dinero no le hacía falta. Se acercó con la cabeza en alto a la entrada del restaurante, pero para su sorpresa, fue detenido por un miembro de seguridad.
-Señor, ¿qué está haciendo? -El hombre de seguridad estaba siendo amable.
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