El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 81

VALERIA

Todo fue un caos de repente. Si decía que no tenía miedo, iba a ser la mentira más grande de mi vida.

¿De dónde salieron tantos espectros?

Pareciera que a medida que nos acercábamos a la verdad final, los desafíos se volvieran más y más complicados.

“¡Valeria, quédate en el medio!”, me gritaban mientras ellos luchaban, sin embargo, lo sabía muy bien, iban a morir.

Recordé vagamente lo que sucedió con aquel espectro que me atacó aquella vez, yo pude derrotarlo ¿pero podría con cinco y cómo sacaba ese maldit0 poder que salía cuando le daba la revenda gana?

“¡Aahhh!”

“¡¡CELINE!!”, grité al verla luchar en el suelo bajo las garras de un espectro y otro se acercaba a darle el golpe final.

Busqué desesperada a Quinn, pero la sangre se me heló en las venas cuando lo vi luchando con los otros tres, el cuerpo por completo ensangrentado, un horrible arañazo que lo había dejado con un ojo cerrado y a pesar de su cara también de terror, de su lucha por llegar a su hermana, no lo lograría.

Ellos no eran rivales, entonces tenía que hacerlo yo.

Las otras veces era un sentimiento extremo de rabia e impotencia lo que me había llevado a transformarme, así me sentía ahora y dejé que esa locura recorriera mi cuerpo.

Que la oscuridad en mí tomara el control sin resistirme, sin pensar.

Miré al cielo en penumbras y subí mis manos para convocar a mis cuervos, para impulsar el aire y mover las nubes, dejar la luz de la luna que me daba fortalezas y hacía escapar a las sombras.

Graznidos de cuervos negros comenzaron a escucharse del bosque, a trasladarse rápidamente batiendo alas, una gran bandada se acercaba.

— ¡AAHHHHH! – grité como una demente y por primera vez sentí esa otra parte de mi salir a flote.

Corrí hacia el espectro que ya bajaba sus garras para abrir la garganta de Celine, mi alarido los hizo congelarse y mirar en mi dirección.

Percibía el susurro rápido de la brisa pasar por mis oídos, ni siquiera podía calcular mi velocidad, mi visión era increíblemente clara como si todo estuviese de día bajo el sol.

Se giró a enfrentarme con ese horrible rostro donde solo se veían ojos hundidos color sangre, sin formas definidas y lleno de tinieblas.

Mis largas garras atacaron sin piedad, y alaridos como gritos de almas en pena salieron de donde debería estar su boca.

Celine y Quinn tenían dificultades para herirlos, sus ataques parecían disolverse en la nada, pero no era mi caso, yo sí tenía esa sensación de estar rebanando carne.

Me vi rodeada de un momento a otro, no sabía ningún estilo de lucha, pero los enfrenté por puro instinto, era como si solo mirara desde adentro de mi cabeza a esta nueva Valeria que era una luchadora superpoderosa.

La inocente doncella del Rey asesinaba a la velocidad de un relámpago y con la misma facilidad que respirar.

Las nubes al fin se fueron despejando, la luz de la luna salió radiante y nos mostró a Valeria con las manos abiertas hacia el cielo, al igual que sus enormes alas.

Esos ojos rojos, escalofriantes, cerrados, con venas abultadas rodeándolos, una sonrisa siniestra en sus labios mientras toda la oscuridad remanente de los espectros comenzaba a dar vuelta como un remolino del cual ella era el centro.

“¿Qué está haciendo?” Celine me preguntó en voz baja, podía sentir su inquietud como mismo mi alma estaba en un hilo.

“Creo que está… ¿Absorbiendo a los espectros?”, le digo sin estar muy convencido, nunca había escuchado de un poder igual.

Pero aquí estaba frente a nosotros, esa energía oscura dio vueltas y vueltas sin parar, cada vez menos y menos quedaba flotando en el aire, hasta que toda se fundió con los poros de Valeria.

Abrió por primera vez los orbes y me miró con tanta intensidad que no sabía si fascinarme o salir corriendo.

De repente se llevó la mano a la cabeza, como desorientada o mareada.

“¡Valeria!”, grité cuando la vi caer de espaldas al suelo.

“¡Ella se desmaya después de usar ese poder!” Celine me dice y corrimos hacia Valeria a pesar de nuestras graves heridas.