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El Valiente Renacer de una Madre Soltera romance Capítulo 199

Las imágenes seguían desfilando por la mente de Sofía, como si fueran diapositivas proyectadas en la oscuridad. De pronto, abrió los ojos de par en par y regresó de golpe a la realidad.

Alfonso la miraba con una mezcla de preocupación y nerviosismo, como si temiera que algo en ella se rompiera en cualquier momento.

La cara de Alfonso, tan nítida en sus recuerdos como en ese instante, superpuesta a la escena presente, le provocó una punzada en el pecho a Sofía. Por más que hubieran pasado los años, él seguía luciendo igual, como si el tiempo se hubiera detenido solo para él.

Por un segundo, la sorpresa se asomó en la mirada de Sofía, pero se apresuró a ocultarla, fingiendo indiferencia.

Ahora todo tenía sentido. Ahora entendía por qué desde la primera vez que Alfonso la miró, lo hizo como si reconociera a alguien irremplazable, como si en el fondo sus historias estuvieran entrelazadas desde antes.

Sofía apretó los labios, sintiendo cómo los recuerdos fragmentados llegaban a su mente, intensos y reales, como si los estuviera viviendo de nuevo. Apenas aparecieron, supo con certeza que la chica de aquellas imágenes era ella misma.

Pero…

Recordó, casi con dolor físico, la figura que se alejaba sin mirar atrás y la desesperación del joven que suplicaba a sus espaldas. La muchacha seguía adelante, ignorando sus ruegos, mientras el chico quedaba destrozado por dentro.

Sofía sintió como si alguien le hubiera dado un puñetazo directo en el corazón.

De pronto, se apartó bruscamente de Alfonso y le gritó, con una voz cargada de advertencia:

—¡Alfonso!

Las palabras resonaron en el aire con una intensidad que hizo que a Alfonso se le erizara la piel. Sus ojos se encendieron, llenos de una emoción incontrolable.

—Mientras no me divorcie de Santiago, sigo siendo tu tía política.

La mirada de Sofía se volvió dura y su voz fue tajante, cada palabra clavándose como acero en el pecho de Alfonso.

Después de eso, el silencio cayó entre ambos, espeso y doloroso.

Alfonso tenía los ojos llenos de tristeza, la mirada opaca. Aun así, hizo un esfuerzo por levantar la cabeza, buscando en los ojos de Sofía alguna señal, una mínima esperanza, pero no encontró nada.

Abrió la boca, intentando decir algo:

—Sofi…

El apodo familiar retumbó en la mente de Sofía. Mordiéndose el labio, apartó la vista.

—No vuelvas a buscarme —susurró, dándole la espalda.

—¿Buscarte? —Alfonso se quedó helado, sin saber cómo reaccionar.

—¡Sí! —le espetó Sofía con fuerza—. Eres el sobrino de Santiago. Seguro que ya escuchaste lo mucho que yo lo quise, lo que hice por él. ¿Por qué piensas que voy a traicionar mis principios solo por mirarte una vez más?

Capítulo 199 1

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