El Valiente Renacer de una Madre Soltera romance Capítulo 249

—Santi, ¿me estabas buscando?

Isidora Rojas apareció con las mejillas encendidas, los ojos brillando como si acabara de salir de una fiesta. Su entusiasmo era contagioso.

Pero Santiago no mostró ninguna emoción extra. Dudó apenas un instante, aunque terminó por asentir, siguiendo la corriente.

Después de todo, no podía decir que estaba buscando a Sofía de nuevo.

Santiago apretó su palma, relajándola después, pero su expresión seguía igual de dura, casi como una máscara.

Isidora notó que la reacción de Santiago era un poco forzada, pero como todos los presentes la miraban, se las arregló para sonreír radiante, fingiendo estar emocionada.

—Santi, eres tan bueno conmigo.

—¿Has visto a tu hermana?

Santiago se frotó el entrecejo, ignorando por completo el tono meloso con el que Isidora le hablaba.

Apenas terminó de hablar, la sonrisa de Isidora se congeló y hasta le costó mantener la expresión en el rostro.

—Mi hermana... Escuché que vino acompañando al presidente Vargas como su invitada... Yo tampoco he visto al presidente Vargas, aunque sí vi su carro en la entrada. No sé en qué lugar estarán ellos dos solos, ni qué estarán haciendo.

Isidora observó cuidadosamente la reacción de Santiago mientras hablaba, como si sus palabras escondieran un doble sentido.

Santiago, tal como ella esperaba, la miró de reojo, intentando descifrar si decía la verdad o no. Al ver que Isidora bajaba la mirada con timidez pero se mantenía firme, él apretó los labios. Una mezcla de rabia y frustración le creció en el pecho.

Era su esposa, y aun así se las arreglaba para evitarlo y aparecer como la pareja de baile de otro hombre.

Solo de pensarlo, Santiago sentía que le hervía la sangre. Tenía ganas de romperlo todo.

...

—Señoras y señores, muchas gracias por acompañarnos esta noche.

Una voz grave y pausada resonó por todo el vestíbulo del hotel gracias a los altavoces, captando la atención de todos.

Liam se encontraba en una tarima cercana. Vestía un traje blanco perla que resaltaba su porte elegante, y una llamativa insignia de cuentas rojas en la solapa le daba un aire rebelde y misterioso.

A pesar de haber cumplido ya cuarenta años, sus mejillas firmes y la intensidad de su mirada le daban un atractivo maduro que no pasaba desapercibido.

Como director ejecutivo regional de CANDIL en Sudamérica, todos los presentes lo aplaudieron con entusiasmo.

Liam presentó de forma sencilla el propósito de esa noche: la cena de beneficencia. Al final de su discurso, sin rodeos, mencionó el nombre de Sofía. Santiago, que hasta ese momento había estado distraído y fastidiado, alzó la vista y lo miró con desagrado.

Liam sintió la mirada de Santiago, pero fingió no darse cuenta.

—Amigos, últimamente han circulado por internet demasiados rumores sobre mi amiga ‘Selina’. Como su amigo, no puedo quedarme de brazos cruzados. Vine a Olivetto especialmente para apoyar a CANDIL y a esta misteriosa diseñadora, y apenas hace poco supe que Selina no es otra que Sofía, la misma que ha sido objeto de tantas críticas en las redes.

La voz de Liam era calmada, con un tono que inspiraba tranquilidad.