El Valiente Renacer de una Madre Soltera romance Capítulo 59

Sofía soltó una risa burlona; su tono era tan leve que parecía una semilla de diente de león llevada por el viento, desintegrándose en medio del aire.

Por un instante, el rostro de Ivana reflejó cierta incomodidad.

En el fondo, Sofía sabía que, años atrás, fue ella quien le había pedido ayuda a su madre. Pero después, Isidora recogió los papeles de su parte, así que...

Los ojos de Sofía vacilaron, con una pizca de culpa arremolinándose en su mirada.

Siempre supo bien por qué se filtraron los documentos, solo que...

—¡Soy tu madre! Además, tu hermana no lo hizo con mala intención. Eres tan hábil, ¿qué te cuesta ayudarla un poco? —soltó Ivana, intentando justificarse.

—¿Ayudarla con qué, mamá? ¿Ayudarla a ir a la cárcel, o qué?

—La quieres tanto, ¿por qué no vas tú misma a prisión en su lugar? Cuando te paraste en el tribunal y mentiste para salvarla, ¿acaso recordaste que eres abogada, que eres mi madre?

Ivana se sonrojó hasta las orejas. Aunque entendía que le debía mucho a Sofía, no podía dejar de defender a Isidora, así que reviró con terquedad:

—Ya pasó, Sofía. Además, la culpa también es tuya por no cuidar bien esos papeles. Tú los dejaste en mi casa y luego se te olvidó recogerlos, ¿por qué todo tiene que ser culpa de tu hermana?

Se acercó a Isidora, rodeándola con el brazo y miró a Sofía de manera cortante.

Sofía retrocedió un paso, incrédula.

—¿Perdón?

—¿Quieres que te refresque la memoria? Fuiste tú quien me pidió guardar los papeles en mi caja fuerte, que yo los cuidara. Dijiste...

—Sí, mamá, el código de la caja fuerte solo lo sabes tú y yo. Nuestra familia y los Cárdenas estamos ligados por matrimonio, vamos en el mismo barco. Yo llevo años siendo la asesora legal de los Cárdenas, Santiago no se va a oponer. Así que tranquila.

—Nada más los revise, te los regreso. Tú tienes más experiencia como abogada que yo, sabes perfectamente el riesgo de que esos papeles se filtren. ¿Ni una vez puedes confiar en mí?

Ese fue el único error que Sofía cometió desde que se graduó como abogada.

Y ese error la arrastró a un infierno sin salida.

Su verdadero error fue haber confiado en su madre, aunque solo fuera una vez.

El intercambio de acusaciones entre madre e hija era como un rompecabezas para Ignacio, quien no lograba entender nada y sentía el ambiente cada vez más incómodo.

No solo eso, sino que parecía haber escuchado secretos familiares de esos que nadie debería saber...

Encogió los hombros y trató de hacerse invisible, como si pudiera pasar desapercibido entre tanta tensión.

Ivana desvió la mirada:

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