El día de la boda
Hoy era el tan angustiante día. Hoy, mi vida podía cambiar drásticamente y todo eso se debía a que una de las personas que debía complacer, se casaría. Pero, precisamente con el hombre que tanto he querido y tan fríamente me trata.
Dicen que todo cambio tiene algo positivo, pero, dudo que la partida de Marisa, sea precisamente algo a lo que verle el lado positivo. Ya que, mis padres tendrán más tiempo para extrañarla y ello es directamente proporcional a odiarme. Parece mentira, pero, es así. Ya me ha pasado.
Sin recordar hasta que hora estuve hasta tarde con Hunter, me levanto de la cama agotada. Es allí cuando la puerta de la misma, se abre con violencia, mostrando a mi madre con su maquillaje corrido y su cara de angustia.
Oh, no. Apenas ya empezado el día y ya hay que actuar como si fuera el fin del mundo. Esto debe ser un mal chiste. — murmuro mentalmente sabiendo que no es así. Nada relacionado a Marisa es muy exagerado o sin importancia.
Mi madre, corre hacia mí y cuando me estoy levantando de la cama, ella me da un fuerte golpe en el pecho, que me desestabiliza y me hace sentir que estoy como siempre, recibiendo golpes que no son para mí.
— ¿Dónde está mi hija? ¿A dónde la enviaste? — pregunta mi madre en medio de las lágrimas.
— ¿A dónde envíe qué?
— ¡¿Dónde está mi hija?! ¡¿A dónde la enviaste para que no se casará con quien te gustaba?! — pregunta mi madre molesta.
— ¿Qué te pasa, madre? La última vez que la vi, ustedes se despedían de ella en la entrada de la casa. Así que, ¿cómo voy a saber hacia dónde se ha ido si no hablé con ella antes de irse?— pregunto sería.
— Debes decirme donde esta. Hoy es su gran día. Ella debió estar angustiada y quizás se quedó dormida muy tarde. Seguramente ustedes se dicen todo tipo de cosas y debes saber a donde va a relajarse
¿Sería malo para mí decir que se relaja en brazos de un chico cada noche? — me pregunto mentalmente.
— Miley, dime algo, faltan menos de seis horas para la boda y ella no ha dormido en casa. Eso no es normal. — dice en medio de las lágrimas y yo me levanto de la cama.
— Iré a vestirme y saldré a buscarla en casa de sus amigos.
— No seas tonta, Miley. Allí ya hablé y nadie la ha visto. Así que, tenemos que buscarla en otros lugares. Ella no puede desaparecer como si fuera magia y menos en el día más importante para ella. — dice mi madre y yo suspiro profundo.
Rápidamente, comienzo a vestirme bajo su mirada, mientras llora pensando en alguna calamidad que puro haberle pasado, aunque yo más bien pienso que se ha fugado. Después de todo, la chica no está muy contenta con su matrimonio y su vida de casada de Harding. Así que, no me sorprendería que se marchara dejando el problema de su huida a nosotros.
Escasamente pudiendo vestir decente, me lavo el rostro y salgo con mi madre en su auto, mientras buscamos en todas partes sin llamar demasiado la atención o estaríamos en graves problemas con Harding Lennox.
Un hombre al que sin duda, le molestaría que alguien le jugará una promesa así de pesada como dejarlo vestido el día de su boda. Caminando entre las calles y buscándolas en los hoteles del toda esta región, pasan cinco horas y no hay rastro de Marisa.
— ¿Qué le pudo haber pasado? ¿Quizás ella está en la recepción de la boda? — pregunta mi madre y yo no digo algo al respecto.
Las probabilidades de que este allí, son casi nulas y no quiero ganarme un grito de mi madre, solo por decir la verdad.
— Tu padre tampoco la ha conseguido y el tiempo corre en nuestra contra. Si no nos vamos ahora para que la preparen, la boda tardaría horas en verse realizar. — dice mi madre ansiosa.
— Como están las cosas, creo que no importa si la ceremonia ocurre horas después de lo prometido, sino que, se realice. Después de todo, no tenemos idea de donde puede estar Marisa o si tiene pensado regresar a tiempo
— Ella debe regresar. Nuestras vidas dependen de ello — dice mi madre angustiada y yo suspiro profundo.
— Vamos al salón de eventos. Quizás llegue directamente allá cuando despierte — murmuro aferrándose a la idea de que esta dormida.
Mi madre asiente y juntas nos marchamos hasta la recepción donde todos los encargados de la misma, corren de un lado al otro.
Y pensar que la futura novia posiblemente no va a aparecer. Ojalá Harding tenga cosas que hacer y no pueda venir. Aunque, dudo que eso sea posible. — murmuro mentalmente, mientras con mi madre, buscamos a Marisa en el que yo digo, es el lugar menos indicado.
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