Esposa sustituta romance Capítulo 6

Días después

Harding se había salido con la suya. Había ido por mí cada día a la casa de los Stewart, para que escogiera con él, la comida que se serviría y toda la decoración e incluso, donde seria la luna de miel.

Básicamente, estaba organizando de la boda de mis sueños, con el hombre que amaba, pero recordándome constantemente que lo estaba haciendo por mi hermana. Esa que se escapaba a medianoche con un chico diferente para “liberarse” y sus padres, ni siquiera le daban importancia.

Respiro profundo, mientras termino de escoger la champaña y los últimos detalles de la boda. Ahora, lo único que faltaba, era el vestido de novia, la única cosa que no necesitaba hacer por mi hermana, era el vestido.

Porque según mi madre, eso sí era mal augurio si alguien más se lo colocaba. Por eso, terminaba los detalles que faltaban, para por fin, marcharme de tanto ambiente matrimonial, siendo una soltera eterna.

Que golpe bajo para una chica soltera — digo decepcionada.

— Creo que con esto hemos terminado. — dice la organizadora del evento.

— Bueno, ya puedo marcharme. — digo tomando mi chaqueta para poder irme.

— Señorita Stewart, lamento decirle que el señor Lennox dijo que apenas terminará aquí, se fuera a la boutique: novia radiante.

— Esto debe ser una broma. Dijeron que no podía medirme el vestido. Así que, ¿por qué debo ir hasta allá?

— Bueno, solo podemos dar el mensaje. Preguntar el motivo está fuera de mi alcance. — comenta la mujer y yo asiento.

— Entonces, debo ir.

— Ya deben estar esperándola — dice la mujer y yo suspiro profundo.

— Entiendo. — murmuro para después marcharme hasta la parte externa de la tienda, donde ya me esperan los guardaespaldas.

En silencio, me llevan hasta la tienda donde el llanto de mi hermana se hace escuchar, causando que trague duro.

Hoy va a ser un día difícil. Porque a diferencia de tener que complacer a los Stewart, tendré que escuchar los berrinches de Marisa — digo mentalmente, mientras toda la boutique.

— Buenas tardes — saludo, pero, mis padres y Marisa, ignoran mi saludo, mientras persiguen a mi hermana que se queja porque nada le sale como ella quiere.

— Odio esto. Este no es el vestido que quiero. — se queja Marisa y es Harding quien golpea la mesa con fuerza.

— ¡¿Por qué no está el vestido que ella desea?! ¡Se supone que son lo mejor de lo mejor! ¡Entonces, ¿Por qué estamos pasando por esto?! — grita Harding haciendo que todos tiemblen atemorizados.

Se supone que un hombre de negocios de su edad, no aceptaría berrinches de una chica que apenas ha cumplido veinte años. Pero, ella no es una chica que se amedrenta o recibe regaños de alguien y Harding, no va a ser el primero.

— Señor…

— ¡Quiero que me den el mejor vestido! ¡No quiero tonterías, lo que deseo es que ella parezca un hada y ella se sienta así! — grita Harding mientras mi madre, abraza a su hija desesperada.

La tarde pasa rápido y es hasta la medianoche, cuando Marisa sonríe satisfecha por un vestido que bien podría relacionarse a un árbol de navidad. Pero, era lo que quería Marisa y si lo quería, estaba bien.

Apenas he podido llegar a casa, cuando las quejas de Marisa hacen que nuestros padres, le hagan masajes y a esa hora, le preparen sus aperitivos favoritos, mientras yo me acuesto sin comer, porque para mí, no hay tiempo de preparar comida y mucho menos, para que pueda cocinar.

— Buenas noches, familia — murmuro y nadie me responde.

Sonriendo con amargura, subo a mi habitación, una parte del ático que comparto con las cosas que compraron para Marisa y ya no quiere. Allí, en medio de la solitaria y fría habitación, analizo cuan patética es mi vida y como lo he permitido sin poder hacer algo al respecto.

En silencio, dejo que las lágrimas fluyan, mientras renuncio a mi amor por alguien que nunca me ha visto para algo más que para ayudar a ser feliz a su desde mañana, esposa. Al poco tiempo de llorar, alguien golpea la ventana del ático y sabiendo quien es, me acerco a la misma donde encuentro a Hunter.

Con un saludo con la mano, mientras me sonríe, limpio mis mejillas y bajo por la puerta delantera al estar la trasera, ocupada con mis padres cocinando para mi hermana. En extremo silencio, salgo de la casa que para mí, resulta asfixiante, pero es lo único que tengo relacionado a una familia.

— ¿Qué tal tu día, ternura? — pregunta Hunter y yo suspiro profundo..

— Bueno, sabes lo que pasa en mi día a día.

— El cual se resume en complacer a los Stewart.

— Así es.

— Mañana va a terminar. Tu hermana no estará en casa y podrás respirar un poco.

— ¿Crees que será eso posible?

— Claro que sí. Ya ella no estará aquí.

Capítulo 6 Noche antes de la boda 1

Capítulo 6 Noche antes de la boda 2

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