Florecer en Cenizas romance Capítulo 386

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—¿Serías capaz de divorciarte de Fabiola si te lo pidiera? —Sebastián habló, dejando una intención oculta entre sus palabras.

—Sigue soñando —aventó Agustín, y sin más giró sobre sus talones dispuesto a marcharse.

—Ya sé que no lo harías —Sebastián respiró hondo y volvió a decir—. Solo necesito que me ayudes a conseguir lo que quiero.

—¿Y eso qué incluye? —Agustín se detuvo y lo miró de reojo.

—Por ejemplo, las acciones y el control real del Grupo Benítez —la voz de Sebastián era grave, casi un susurro.

Agustín arqueó una ceja, sonrió de lado.

—Perfecto.

...

En el Grupo Benítez.

Lucas caminaba con aires de grandeza, arrastrando a Martina de la mano rumbo al elevador. Justo cuando llegaron, Sebastián salió del ascensor.

Lucas ni pensó en hacerse a un lado, se plantó con su actitud altanera.

—Ay, Martina, mira quién llegó... si no es el señor Sebastián. Qué ironía, ¿no? Porque en cualquier momento lo van a sacar a patadas de la empresa.

Acababa de salir de la oficina de Julián. Allí le contaron que si Sebastián no lograba convencer a Agustín de invertir, lo echarían del Grupo Benítez. Lucas ya saboreaba la idea de verlo caer.

—Hazte a un lado —la voz de Sebastián sonó densa, casi un rugido.

Martina, incómoda, intentó apartarse, pero Lucas la jaló.

—¿Y por qué? ¿Por qué tendríamos que movernos? Si nosotros vamos a subir, ¿no? ¿O es que te crees más que nosotros por ser hijo "legítimo"? —Lucas soltó una carcajada seca—. ¿De verdad crees que ese título te va a salvar toda la vida?

—¡Pum!— El golpe fue seco, contundente. Sin darle tiempo a Lucas para seguir con su show, Sebastián le dio una patada y lo mandó lejos.

Martina se cubrió la boca y soltó un grito aterrada.

Varios empleados que pasaban por ahí vieron a Lucas volar por el pasillo... pero fingieron demencia y siguieron de largo, como si nada hubiera pasado.

Sebastián salió del ascensor y, mientras se acomodaba el saco, miró a Lucas retorciéndose en el piso, sin saber si gritar o maldecir. Sebastián apenas esbozó una sonrisa seca, y se fue sin mirar atrás.