Florecer en Cenizas romance Capítulo 67

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—Estos cien mil pesos, Silvia, Benjamín y Renata me los mandaron cuando me empujaron a la piscina… él me los transfirió ese día.

—Estos cincuenta mil… Renata me los mandó después de que me golpeó en la empresa…

—Y estos diez mil pesos, fue porque él se emborrachó y me pidió que fuera por él al club; por eso perdí horas de mi trabajo y me dio ese dinero como compensación…

Cada cantidad, Fabiola podía decir exactamente por qué la tenía.

Ella nunca había sido una “mantenida”.

Sebastián, en cambio, sí la engañó. Cuando ella tenía diecinueve, la hizo creer que estaban en una relación.

—Él me dijo que sí quería algo serio —Fabiola trató de explicarse, aunque, en realidad, no intentaba convencer a Agustín.

Se lo decía a ella misma.

Las palabras que Sebastián soltó ante los periodistas… fueron la gota que derramó el vaso para Fabiola.

—No soy ninguna mantenida…

Fabiola, entre lágrimas, repetía una y otra vez que su relación con Sebastián no era lo que decían.

Pero era solo para convencerse a sí misma.

—No tienes que justificarte, no caigas en su juego —Agustín le apretó el brazo con fuerza—. Fabiola, si quieres mantenerte firme, no puedes dejar que nada ni nadie te afecte tan fácil. Ellos buscan manipularte, quieren que la gente hable, todo para que yo te abandone.

Agustín tenía claro por qué Sebastián hacía todo eso.

Difamar a Fabiola así era la mejor forma de que la familia Lucero la soltara.

Si la familia la dejaba sola, Fabiola quedaría completamente vulnerable, sin ningún respaldo.

Y entonces, conseguirían que ella retirara la denuncia, que dejara en paz el caso de hace cuatro años, perdonando fácil a Renata, Benjamín y Silvia.

—Cualquiera puede decidir no estar de tu lado —Agustín la tomó de la muñeca, la llevó al estudio y sacó del cajón de seguridad las actas de matrimonio—. Pero tú no puedes rendirte contigo misma. Yo tampoco te voy a dejar sola, porque somos esposos legalmente, y eso está por encima de cualquier acuerdo prenupcial. Soy tu marido.

Agustín se lo dejó claro: no la abandonaría.