No tardó mucho para que Lygia entrara llevando a Pedro de la manita. Cuando vio a Alessandro se soltó y salió corriendo.
— ¡Alessandoooo! —Pedro estiró sus bracitos y Alessandro se agachó para tomarlo en brazos.
— Pedro. Mi niño. —Alessandro estaba llorando, cubierto por la emoción de tener a su hijo en brazos. Miré alrededor y todos estaban llorando, incluso yo.
— Alessando, te extrañé. Ya no fuiste a jugá conmigo. —Pedro se quejó.
— Oh, mi muchacho, yo también te extraño muchísimo. —Alessandro dijo mientras se abrazaban fuertemente.
— Hola, mami. —Pedro dijo volteando hacia mí—. El tío Paticio mandó a bucarnos.
— Así es. ¿Y no vas a saludar a los demás? —Le dije.
— Ay, mami, ¡extraño muuucho a Alessando! —Dijo apoyando su cabecita en el hombro de Alessandro que no paraba de llorar—. ¡Hola a todos! —Pedro dio un saludito con la mano y miró alrededor saludando a todos de una vez—. ¿Por qué estás llorando, Alessando?
— Porque estoy muy feliz de verte. —Alessandro apenas podía hablar—. Disculpen todos, pero no voy a soltarlo ahora, tendrán que esperar. —Todos rieron.
— Entonces vamos a sentarnos a comer y puedes seguir sosteniendo a tu muchacho. —Patricio sugirió—. Pedrito, el tío compró papas fritas para ti.
— ¡Vivaaaaa! —Pedro aplaudió con sus manitas.
Nos sentamos a comer y yo estaba encantada viendo a mi hijo en el regazo de su padre, todo sonriente, comiendo papas fritas y contando sus últimas aventuras en la guardería. Alessandro no soltó a Pedro y lo llenó de besos y atención. Yo los estaba mirando sin prestar atención a lo que sucedía alrededor. Teníamos que contarle a Pedro y yo no sabía si entendería. Después de comer nos sentamos en la sala.
— Pedro, mamá tiene algo que decirte. —Él todavía no había salido del regazo de Alessandro.
— Dime, mami. —Me miró con esos ojos violeta y una sonrisa que siempre llenaban mi corazón.
— ¿Recuerdas que un día preguntaste por qué no tienes papá?

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Jefe Irresistible: Rendida a su Pasión (de Maria Anita)