"Alessandro"
Volví a la oficina y estaba como animal enjaulado. Me sentía desesperado, quería salir corriendo tras Catarina, implorar su perdón. Pero no podía hacerlo así, ella estaba en el trabajo, en la empresa de Martínez, no podía simplemente invadir el lugar, eso sería irrespetuoso y me odiaría más.
Pero no esperaría hasta el fin del día. Así que decidí ir a buscarla. Salí de la oficina y le avisé a Celeste que no volvería. Quería arrastrar a esa víbora y echarla a patadas de mi edificio, pero tampoco podía hacer eso. Tenía que esperar, esperar... esto era enloquecedor.
Fui hasta la empresa de Martínez y un torbellino de pensamientos corría por mi mente. Pero le pediría ayuda a Heitor para hablar con Catarina sin causarle ninguna incomodidad.
—Buenas tardes, Sr. Mellendez. ¿En qué puedo ayudarlo? —La secretaria de Martínez era siempre muy profesional, aunque le extrañara que apareciera ahí sin cita en medio del horario laboral.
—Déjamelo a mí, Julia. Yo atiendo al Sr. Mellendez. —Escuché la voz de Melissa y sentí sus ojos taladrando mi espalda.
—Buenas tardes, Srta. Melissa. ¿Cómo está? —Dije tratando de mantener la calma, pero sabía que no me la pondría fácil.
—Por favor, acompáñeme a mi oficina, veré si el Sr. Martínez puede atenderlo. —Melissa habló con frialdad haciéndome señas para que entrara a su oficina. Cuando estábamos lejos de los ojos de la secretaria, me apuntó con el dedo en la nariz y habló beligerante—: Mira, Alessandro, ni intentes perjudicar a mi amiga, mi jefe no va a despedirla y si insistes en esta payasada de bloquear el trabajo de Catarina, el abogado de mi padre te va a demandar y sabes que es el mejor del país.
Era todo lo que no necesitaba, que la mejor amiga de Catarina me impidiera acercarme y me amenazara. Respiré profundo y hablé pacientemente:
—Melissa, no estoy aquí para perjudicar a Catarina. Solo quiero hablar con ella, pero me pareció correcto venir con Heitor primero.
Melissa me miraba con los ojos chispeando de furia, me odiaba en ese momento.
—Alessandro, mantente lejos de Cata, la destrozaste. ¿Qué más quieres? No voy a permitir que la lastimes más.
—Melissa, fui un idiota y quiero disculparme con ella. Ya descubrimos lo que pasó. Fui injusto con Catarina y quiero que me perdone y vuelva.
En ese momento escuché la voz de Heitor detrás de mí. ¡Hoy no era mi día!
—Me encantaría saber qué payasada le hiciste a Catarina, Alessandro. Te digo, la conozco muy poco, pero tuve referencias muy sólidas sobre ella, supongo que hiciste la misma investigación cuando la contrataste, entonces no entiendo qué pasó. —Heitor hizo una pausa con las manos en los bolsillos evaluándome—. Vamos a mi oficina. Melissa, tú también.
Entramos a la oficina de Heitor y nos sentamos. La mirada de Melissa hacia mí era de puro odio y Heitor, que era mi amigo desde la infancia, me miraba con reprobación.
—Es mucho peor que eso, jefe, él ofendió a Cata, le dijo que solo encontraría trabajo en la cloaca, que no le permitiría volver a trabajar en la ciudad, y muchos otros absurdos más.
Heitor me miró impactado mientras Melissa daba detalles de mi pelea con Catarina. Melissa lo contó todo, parecía que había presenciado lo que hice.
—Alessandro, no te doy un puñetazo en la cara ahora porque eres mi amigo y sé que no eres así de imbécil, pero lo que hiciste fue muy cruel. —Heitor habló recriminándome—. Sinceramente, creo que deberías olvidarte de Catarina, ella no te va a perdonar.
—¡Pero necesito intentarlo, Heitor! —dije con los ojos húmedos—. Por favor, ayúdame, no puedo perderla.
Heitor me miró como si comprendiera mi desesperación. Sacudió la cabeza y miró a Melissa.
—Estás preocupada por tu amiga y yo también. Pero él también es mi amigo y está siendo sincero, puedes creerlo. —Heitor le dijo a Melissa—. Creo que deberíamos dejar que hablen aquí, porque él no va a parar hasta hablar con ella, así que si se porta como un cretino yo le rompo la cara y tú puedes consolar a Catarina. Deja que ella decida si quiere hablar con él, Melissa.
—Está bien, mejor aquí que en casa cerca de Pedro. —Melissa resopló, puso los ojos en blanco y aceptó—. Pero si la lastimas de nuevo, ¡te arranco las bolas con mis uñas!
—Voy a pedirle a Catarina que suba. —Heitor dijo divirtiéndose con la amenaza de Melissa.

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