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La Doctora que Destruyó su Imperio romance Capítulo 12

Siempre vestía la misma camisa blanca, idéntica, con los dos primeros botones del cuello desabrochados, luciendo una mezcla de descuido y rebeldía. Alfredo tenía la extraña habilidad de aparecer de la nada junto a Brenda, tan silencioso que lograba asustarla, quedándose quieto a propósito solo para provocarla. Luego, arqueaba una ceja, se le dibujaba esa media sonrisa entre burla y reto, y esperaba a que Brenda le reclamara.

Desde adolescentes, Alfredo y Brenda fueron rivales acérrimos. Era como si en ese pueblo no hubiera espacio para dos genios bajo el mismo techo.

Ambos eran reconocidos por su talento en tecnología. Aunque estudiaban en escuelas distintas y Alfredo le llevaba un año, siempre coincidían en los mismos concursos o ferias de ciencia.

La mayoría de las veces, sus ideas chocaban tanto que terminaban discutiendo a gritos frente a todos.

Se detestaban, pero el destino parecía empeñado en ponerlos a trabajar juntos en los proyectos más complejos.

Brenda no pudo evitar preguntar con sorpresa:

—¿Alfredo solo me lleva un año y cómo que es el tío Alfredo de Marisol?

—Llevas años peleando con Alfredo y ni te has enterado de que es el heredero de Grupo Feliciano —le soltó alguien a su lado—. Esteban Feliciano y la señora Sara tienen tres hijos y una hija. Alfredo es el menor, tiene dos hermanos y una hermana mayores. Pero él es la estrella de la familia, el genio precoz que a los veinte años ya dirigía la empresa.

—Aunque Grupo Feliciano ya era un monstruo empresarial antes de que Alfredo tomara el mando, desde que él heredó la dirección, el emporio se multiplicó. Sobre todo en celulares y fabricación de carros, ahora dominan el mercado.

Por supuesto que Brenda había oído hablar de Grupo Feliciano, pero jamás se le ocurrió vincularlo con Alfredo.

En el fondo, ni siquiera se consideraba cercana a él. Más allá del tiempo compartido en el programa secreto de jóvenes talentos “Proyecto Chipset” del Instituto Nacional de Semiconductores durante la prepa, no había nada más entre ellos.

Al graduarse, cada quien siguió su camino y nunca más se cruzaron.

Pensando en aquellos días de discusiones interminables con Alfredo, Brenda bufó:

—Ya decía yo, los Feliciano siempre salen igual de insufribles.

No le dio más importancia al asunto.

Esa noche, después de cenar con Verónica, Brenda regresó a la Residencia del Amanecer.

Apenas entró, escuchó la voz de Dolores quejarse con Carolina:

Capítulo 12 1

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