El asistente tardó un buen rato en reponerse tras la llamada. «¿Hay algún problema con mis oídos o hay algún problema en la cabeza de Valentín? ¿Será que está enamorado? En ese caso... ¿A quién le importa el proyecto de cientos de miles de millones? Es más importante pensar en el próximo heredero del Grupo Navarro».
En un abrir y cerrar de ojos, se hizo de día y, temprano por la mañana, el ama de llaves despertó a Ariadna.
-Señorita Ariadna, la gente de Grupo Navarro ha llegado, es hora de despertarse.
Después de enterarse de la relación de Matías y Cintia la noche anterior, el estado de ánimo de Ariadna aumentó enormemente; por primera vez, durmió bien. Sin embargo, no estaba malhumorada porque la habían despertado de forma repentina y, después de frotarse la sien, fue a asearse.
En cuanto bajó las escaleras, vio a muchas personas de pie, incluso la amplia sala de estar parecía estar abarrotada de gente. «¿Tantos?» Ella pudo sentir un dolor de cabeza inminente. «Va a ser un rodaje agotador, ¿verdad?»
No obstante, justo cuando estaba a punto de bajar las escaleras, escuchó unos pasos detrás de ella. Al darse vuelta, vio a Soledad, con un elegante maquillaje, que caminaba hacia ella. Lucía dos rodetes en la cabeza como Ariadna el día anterior; sin embargo, no le quedaba como a ella, ya que Soledad tenía el rostro más definido y los ojos más largos. En lugar de parecer atractiva, tenía un aspecto extraño.
-Soledad. -Saludó Ariadna con una sonrisa.
Hipólito estaba muy borracho y Soledad sabía que no se despertaría hasta el mediodía; por lo tanto, no vio ningún sentido en seguir actuando, así que puso los ojos en blanco ante Ariadna antes de seguir bajando. Sus ojos se iluminaron al ver la cantidad de personas que había en la sala de estar; el equipo de rodaje le había informado que enviarían a alguien a recogerla, pero Soledad nunca pensó que habría tantos allí por ella. «Parece que la tarjeta de negocios de Valentín es una buena tarjeta para usar; lo sabía, soy amiga de Valentín, incluso Samuel Silva tiene que arrodillarse y rogarme que esté en sus espectáculos. ¿Ves? Tengo razón, ya ha tenido un gran gesto al elegirme, lo perdonaré por haber sido tan grosero conmigo durante la audición». Como estaba de muy buen humor después de ver la escena en la sala, se dio vuelta para decirle a Ariadna, a quien antes había ignorado:
-Ariadna, ¿he oído que tú también vas al rodaje?
-Sí. -Esta no sabía por qué se preocupaba por ella, pero aun así asintió.
Lo siguiente que oyó fue la voz pretenciosa y orgullosa de Soledad que dijo:
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