Nerea no se quedó callada y le respondió de inmediato:
—Abogado Roberto, si sigues provocándome, en este momento rompo este recibo.
—No, no, —soltó Roberto, levantando las manos como si se rindiera—, me alegra ver que tienes carácter. Yo solo temo que Tobías se ponga meloso contigo y termines sin poder soltarlo.
¿No poder soltarlo? En esta vida, aunque te cueste, a veces tienes que dejar ir.
—Por cierto, ¿ya pensaste qué harás cuando se firme el divorcio?
—Buscar trabajo.
Nerea había estudiado administración hotelera en la universidad y, durante años, se dedicó a ser la señora Ferrer. Tobías nunca estuvo de acuerdo con que ella trabajara afuera.
—Aunque sea administración, en el hotel hasta el gerente tiene que tratar a los clientes como si fueran reyes. Nere, ¿para qué te expones a ese trato? —le decía Tobías.
Ahora, viéndolo todo en retrospectiva, se daba cuenta de lo equivocada que estuvo. Enamorarse sin pensar no lleva a nada bueno.
...
Isidora acababa de terminar una filmación y llevaba unos días descansando en casa. Nerea, que no quería regresar a su casa después de sus trámites, decidió irse directo a casa de Isidora a pasar el rato.
Apenas escuchó que Nerea quería buscar trabajo, Isidora se animó enseguida:
—¿Por qué no te vienes a trabajar conmigo de representante? ¡Si nos unimos, nadie nos para!
Pero Nerea no se veía convencida.
—Yo no sé nada de ese mundo tuyo —contestó, meneando la cabeza—. Mejor no me meto donde no conozco. Prefiero volver a lo mío.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Esposa que Quemó su Pasado