La Heredera del Poder romance Capítulo 2914

Helena continuó, con una voz suave pero decidida:

—Me gustas mucho, de verdad, muchísimo.

Arsenio soltó una carcajada.

Por un momento había creído que Helena quería valerse por sí misma, pero al final todo se trataba de formalizar lo suyo.

Sin mirar la expresión de Arsenio, Helena siguió:

—Siempre has sido esa persona especial para mí. Desde que te vi por primera vez, hace cinco años, me enamoré. Sabía que era un camino sin retorno, pero igual caí, y ya no pude salir.

¿Amor?

¿Helena, un canario enjaulado que siempre había vivido protegida, hablándole de amor?

¡Le resultaba hasta gracioso!

—¿Y luego? —preguntó Arsenio, mirándola con curiosidad.

Helena tomó aire y dijo:

—Lo pasado ya quedó atrás. De ahora en adelante voy a vivir para mí.

Estaba decidida a olvidar a Arsenio y a perseguir sus propios sueños.

Arsenio sonrió y respondió:

—Entonces, déjame adelantarte mis mejores deseos.

Levantó su copa hacia Helena.

Ella también tomó su copa de vino.

Un leve tintineo sonó entre ambos.

Arsenio apenas rozó el vino con los labios, mientras que Helena se lo bebió de un solo trago.

Arsenio se dio cuenta de las intenciones de Helena, aunque prefirió no decir nada. A fin de cuentas, los dos eran adultos y no hacía falta ponerlo todo en palabras.

Después de una cena a la luz de las velas, Helena se acercó a Arsenio, enredó su dedo índice en la corbata de él y, lanzándole una mirada seductora, susurró:

—Señor Sirras, vámonos.

Arsenio se levantó, siguiéndole el juego:

—¿Así que esta es la última noche antes de la despedida?

—Sí —respondió Helena con una sonrisa suave.

Después de esa noche, los caminos de Helena y Arsenio no volverían a cruzarse.

***

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Gabriela estaba sentada en una fonda bulliciosa, con una mesa repleta de antojitos.

—Tráeme otra jarra de cerveza bien fría —pidió al cerrar el menú.

El mesero, sorprendido al ver la cantidad de platillos, le preguntó:

—¿Vas a comer sola todo esto?

—Sí —asintió Gabriela con una sonrisa—. Como bastante, ¿eh?