La Heredera del Poder romance Capítulo 3109

Cuando terminó de hablar, Clara continuó con una sonrisa:

—Mira que la genética de nuestra familia sí que es rara. Después de tantos años, aparte de Gabi, no ha nacido ninguna otra niña. Cuando estaba embarazada de Alex, de verdad pensé que sería una niña, ¡pero resultó ser otro varón!—

A Clara le encantaban las niñas. Antes de quedar embarazada, no creía nada de esos mitos de que en la familia solo nacían hombres. Pero después de tener dos hijos, terminó por convencerse.

Y lo más curioso no era solo que ella tuviera hijos varones: sus cuñadas también solo habían tenido niños.

Sofía soltó una carcajada y dijo:

—Yo también pensé que Adam tal vez podría cambiar la historia genética, después de todo, él y Gabi son mellizos, niño y niña.—

Cuando Sue estaba embarazada, Sofía hasta se ilusionó pensando que a lo mejor venían gemelos.

Clara asintió rápido:

—¡Tía, justo pensaba lo mismo que tú! Yo también creí que podía pasar.—

Pero al final, Sue también tuvo un niño.

Sofía suspiró:

—¡Es que la genética es cosa seria!—

Melisa, que siempre estaba atenta, preguntó:

—Por cierto, ¿Sue piensa tener otro bebé?—

—La verdad no sé, ni le he preguntado,— respondió Sofía con una sonrisa amable. —Esas decisiones mejor que las tomen ellos solos, uno como mayor no debe meterse tanto.—

Melisa asintió convencida:

—Así es, esas cosas son para los jóvenes, nosotros solo les acompañamos.—

Melisa de verdad practicaba lo que predicaba: aunque su nuera no quisiera tener hijos, ella jamás le reprocharía nada.

Clara intervino, animada:

—La verdad, Sue podría animarse a tener otro, ¿y si ahora sí le toca una niña?—

Sofía se rio:

—Eso nunca se sabe.—

—Yo cuando me animé al segundo, fue porque soñaba con una hija, pero Alex también salió niño, ni modo.— Clara hablaba con nostalgia. De verdad le habría encantado tener una niña tierna y cariñosa; estaba convencida de que con su genética y la de Lucas, seguro que saldría preciosa.

Pero bueno, el destino no siempre coincide con los deseos de uno.

En ese momento, Sue se acercó al grupo y Clara la llamó con una sonrisa, agitándole la mano:

—¡Sue, ven aquí!—

—Hola, cuñada,— saludó Sue, ya que Lucas era el mayor de los primos Lozano.

Clara la miró de arriba abajo y comentó:

—Sue, te veo más llenita.—

Sue asintió con una risa tímida: