Al escuchar eso, Cecilia frunció levemente el ceño y miró a Selena, diciéndole:
—Mamá, esto… esto va a estar complicado.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Selena.
Cecilia suspiró y respondió:
—Luka, cada vez que salimos, anda muy suelto, coqueteando con todo el mundo. Es clarísimo que no está interesado en mí de verdad, solo le falta tener a una novia oficial. ¿De verdad crees que haría algo especial por mí?
Selena la miró a los ojos y le dijo con firmeza:
—Si Luka te busca, es porque tienes algo que le llama la atención. No te menosprecies, hija. Además, no eres nada fea. Antes muerta que sencilla, y de seguro tienes más clase que esas chicas fáciles de afuera.
Cecilia guardó silencio.
Selena continuó:
—¿Vas a salir mañana?
—No, mañana no voy a salir —respondió Cecilia.
—¿Luka no te invitó a nada? —preguntó Selena, un poco intrigada.
—No —negó Cecilia, moviendo la cabeza.
Selena frunció el ceño, sin entender muy bien lo que Luka pretendía.
—Bueno, pues estos días búscalo tú, háblale, intenta encontrar temas en común. Dicen que lo peor en una pareja es quedarse sin nada de qué hablar con el tiempo.
—Sí, mamá, no te preocupes. Lo tengo claro —asintió Cecilia.
Selena entonces cambió de tema:
—¿Ya cortaste de verdad con Lucas?
—Sí —volvió a asentir Cecilia.
Al ver la determinación en los ojos de su hija, Selena se mostró aliviada y contenta.
—Me alegra, hija. No vayas a arrepentirte, porque ese tal Lucas no valía ni tantito la pena.
¿Lucas? ¿Qué tenía de especial ese tipo?
Lucas jamás estuvo a la altura de Cecilia.
—Mamá, tranquila. Considera que esos diez años de mi vida se los regalé a un perro —dijo Cecilia, sonriendo con amargura.
—¡Esa es la actitud! —rió Selena—. Cecilia, yo sé que vas a llegar más lejos que tu tía Sofía.
Toc, toc, toc...
Justo en ese momento, se escucharon unos golpes en la puerta.
Selena borró la sonrisa de su rostro y fue a abrir.
—Sofi.
Quien tocaba no era otra que Sofía.
Sofía entró con una sonrisa y dijo:
—Hermana, esta noche Gabi y su prometido van a cenar con nosotros. Vamos a adelantar la cena media hora.
—¿El prometido de Gabi también viene? —preguntó Selena, sorprendida.
—Sí —Sofía asintió.
—Perfecto, perfecto —dijo Selena, sonriendo.
Sofía se despidió y se fue.
Cuando Sofía salió, Cecilia preguntó enseguida:

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Heredera del Poder