El escándalo se resolvió sin contratiempos. Ambos salieron del salón de conferencias, dejando atrás el bullicio de la prensa.
Noelia caminaba mientras no despegaba la vista de la pantalla de su celular, actualizando las redes sociales una y otra vez, buscando cualquier novedad. Raúl, a su lado, mantenía esa expresión tan distante que ahuyentaba a cualquiera con solo mirarlo.
El chofer abrió la puerta del carro. Noelia se inclinó y subió sin decir palabra.
...
En ese mismo momento, en el camerino de una agencia de influencers de San Miguel Arcángel, Elvira miraba la transmisión en vivo de la aclaración de Raúl y Noelia. Al verlos juntos, su furia explotó. De un manotazo, tiró todos los cosméticos que tenía sobre la mesa, desparramándolos por el suelo.
Ella había creído que todo se resolvería a su favor sin mover un dedo. Si los medios seguían escarbando, seguro sacarían a la luz la relación entre Raúl y ella. Estaba convencida de que pronto todo el mundo sabría la verdad.
Jamás imaginó que después de una sola noche, el escándalo quedaría completamente apagado por unas cuantas palabras de Noelia, esa mujer a la que no podía ni ver.
A través de la pantalla, observó cómo Noelia le coqueteaba a Raúl en público, y el modo en que Raúl la miraba, con una intensidad que a Elvira la llenó de celos. Sin pensarlo, se arrancó la diadema del cabello con un gesto brusco.
Ella era el primer amor de Raúl. Era la única mujer que él había amado. Mientras ella existiera, Noelia solo sería una sombra, una intrusa que tarde o temprano tendría que irse.
Se quedó un momento observando sus propios rasgos en el espejo, cada vez más detallados y perfectos, y luego, tras recomponerse, marcó el número de Raúl.
...
El carro negro avanzaba por las calles de San Miguel Arcángel. Noelia y Raúl iban sentados en el asiento trasero, uno junto al otro, en completo silencio. De pronto, el tono del celular rompió bruscamente la quietud.
Raúl echó un vistazo a la pantalla, luego giró la cabeza para mirar a Noelia.
Sin inmutarse, Noelia guardó el celular en su bolsa y cerró el cierre.
Lo miró de frente y dijo:
—Si aquí te resulta incómodo, puedo bajarme.
Lo soltó como si nada, sin darle importancia, como si hablara de cualquier cosa trivial.
Apenas terminó de hablar, le pidió al conductor que detuviera el carro.
Raúl la miró con una intensidad tan grande que parecía querer atravesarla, como si intentara descubrir los secretos más profundos de su corazón.
El carro se fue deteniendo en un espacio para estacionar. Noelia abrió la puerta.

VERIFYCAPTCHA_LABEL
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Otra Familia en Sus Publicaciones