La Otra Familia en Sus Publicaciones romance Capítulo 184

Noelia no dejaba de cuestionar, pero su expresión seguía serena y su tono rebosaba desdén.

Raúl, por su parte, tenía una expresión sombría. El pecho le subía y bajaba con fuerza, como si estuviera conteniendo el impulso de gritar.

Su nuez de Adán se movió varias veces, tragando saliva, mientras en sus ojos se mezclaban el dolor, la confusión y una incomodidad difícil de ocultar.

La mirada de Raúl pasó por mil emociones en un abrir y cerrar de ojos, hasta que finalmente se calmó y recobró la serenidad.

Tomó el brazo de Noelia con suavidad y la atrajo hacia él. Cuando volvió a hablar, su voz sonó mucho más suave:

—Hoy tu mamá sale del hospital. Voy contigo.

Noelia no pudo evitar corregirlo:

—Raúl, en el fondo sabes bien que mi familia no quiere verte.

Raúl sintió como si le hubieran dado un golpe en el pecho.

Asintió, resignado:

—Está bien, entonces paso por ti en la noche y nos vamos juntos a la casa.

Justo en ese momento, un carro de aplicación se detuvo despacio frente a ellos. Noelia, sin mostrar ninguna emoción, se soltó y se subió.

Raúl se quedó parado en la banqueta, observando cómo el carro se alejaba y se perdía entre el tráfico.

El chofer de su propio carro le avisó que ya estaban listos para salir, y Raúl se subió sin decir palabra.

Antes de que el carro arrancara, bajó la ventana y, con un gesto irritado, encendió un cigarro.

En ese instante, su celular vibró y apareció un mensaje de Elvira en WhatsApp. Raúl le echó un vistazo rápido, pero no respondió.

...

Cerca del mediodía, Noelia finalmente logró llevar a sus padres y a su hermano desde el hospital hasta el departamento en el centro de la ciudad.

Apenas llegaron, Jimena la tomó de la mano y la llevó a su cuarto.

—Noelia, ¿qué está pasando con las noticias? —preguntó Jimena, claramente preocupada.

Noelia sonrió y trató de tranquilizarla:

—Mamá, la próxima vez que veas esas cosas no te las tomes tan a pecho. La vida de los ricos está llena de mentiras y chismes, no vale la pena angustiarse.

Jimena soltó un suspiro, resignada.

Por lo visto, su hija poco a poco iba dejando atrás sus sentimientos por Raúl.

Jimena le habló con cariño:

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