La Otra Familia en Sus Publicaciones romance Capítulo 196

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Uriel miraba a Noelia con una tranquilidad que parecía de hielo; la sonrisa en su cara se fue borrando poco a poco.

Le preguntó a Noelia con voz baja:

—Tú que eres tan lista, ¿de verdad no puedes pensar en una manera de deshacerte de él?

Noelia le devolvió una sonrisa, serena:

—Ya lo pensé. Esto es una trampa mortal que él mismo me puso. Si quiero romperla, tendría que morir yo.

Pero ella no lo haría.

Morir por un tipo así no valía la pena.

Uriel se quedó mirando a Noelia, sin palabras. Por un momento, el silencio entre los dos se volvió pesado.

...

Al mismo tiempo, en la plaza central de San Miguel Arcángel.

Elvira estaba parada junto al carro, sujetando de la mano al niño.

—Raúl, ¿no vas a bajar?

Era Nochebuena.

Después de mucho esfuerzo, Elvira había logrado llevarse a Raúl lejos de Noelia. Esta noche, no pensaba dejarlo volver tan fácilmente.

Raúl estaba sentado en el carro, mirando nervioso su celular. Se notaba que su mente estaba en otro lado.

Echó un vistazo a la multitud animada que pasaba por la plaza y frunció el ceño:

—Elvira, ¿tanto quieres que todos se enteren de lo que tengo con Iker?

Apenas dijo eso, la expresión de Elvira cambió de inmediato.

Apenas se dio cuenta de lo que Raúl había insinuado, Elvira se apresuró a cargar al niño y subió al carro.

Sin siquiera acomodarse bien, Elvira fue la primera en atacar:

—¿Por qué se te ocurren esas cosas tan feas? —le soltó con voz temblorosa, pero enfadada—. Mira, no olvides que en el fondo tú tampoco eres el verdadero papá de Iker. Aceptar a Iker fue injusto para tu esposa. Ya bastante culpa siento yo. Por favor, no me pongas a prueba, ¿quieres?

Vio que Raúl relajaba un poco el entrecejo y, al notar que sus palabras surtían efecto, Elvira cambió rápidamente de tema:

—Hoy el parque está vacío por Año Nuevo, ¿no? Por favor, tómalo como un regalo para Iker, acompáñalo un ratito a ver los fuegos artificiales, ¿sí?

Raúl asintió, lo que hizo que Elvira por fin pudiera respirar tranquila.

Esa noche, el parque estaba casi desierto.