Regresé a mi puesto de trabajo como siempre, mis compañeras me preguntaron sobre la decisión del jefe y les dije lo que había pasado, se sorprendieron mucho cuando les dije el tema de mi vestimenta, de seguro iban a vestir diferente desde ese momento, las conozco bien.
No hablamos mucho, está prohibido gastar el tiempo en conversaciones nada productivas, y con el nuevo jefe teníamos que andar por la línea, este es más estricto que el anterior, por lo menos el señor Tyler sonreía.
Llegó la hora de salida del personal, todas se estaban marchando, incluso me hicieron una invitación para ir a beber a un bar pero la rechacé ya que me tenía que quedar con el señor Walton a terminar unos asuntos urgentes, acaba de recibir su puesto así que había mucho por hacer.
Además no tenía dinero para pagar bebidas, lo que tenía, recién lo había gastado en el alquiler de mi humilde apartamento, vivo sola gracias a Dios, mi abuela vive con mi abuelo pero yo soy la que tengo que correr con los gastos así que es lo mismo si vivo con alguien o no.
Lo de mis padres es otra historia que para mí en lo personal es triste recordar, por eso solo vivo en el presente y no soy esclava de mi pasado, eso ayuda a olvidar.
Cuando todos se fueron pasé a la oficina del jefe, ahí estaba el escribiendo en la computadora, era rápido lo que me dió a entender que tenía harto trabajo, también tenía que trabajar duro, soy la que me esfuerzo más que todas mis compañeras y recibo el mismo pago, aveces pienso que no es justo, pero sin embargo ese empleo es lo que me da de comer y mantiene mis gastos.
Cuando entré me senté a un lado del escritorio, no me gustaría estar al frente y que me esté mirando, es incómoda tener la mirada encima de una persona que te gusta, siento que descontrola todo mi cuerpo.
—Procede a revisar estos papeles por favor _me dijo entregándome una carpeta, solo con abrirla me dio sueño, es que estaba cansada, fue un día bastante agotador y si salgo tarde dormiré muy pocas horas, mi entrada es a las 7:00 de la mañana.
—Si señor, antes iré a buscar un café, eso me ayudará a mantenerme despierta, ¿desea algo? _Pregunté levantándome de la silla.
—No tomo el café de la cafetería _Respondió de manera fría.
—Oh, ¿enserio?, qué pena, es delicioso y además es mi favorito, creo que nada se compara con el de aquí, bueno, en un momento regreso _Me dirigí a la puerta pero me detuve nuevamente por su voz.
—Entonces tráeme uno _pidió, me sorprendió pero salí acatando su orden, creo que también quería mantenerse despierto.
Fui a la cafetería y pedí dos cafés, uno caliente y otro frío, el frío era para mi, me gustaba más de esa forma, la cafetería siempre cierra tarde ya que muchos del personal van ahí y se quedan charlando, incluso aprovechan para tener sus citas clandestinas, jamás lo he intentado pero suena emocionante.
Volví a la oficina del señor Walton y le entregué su café, el lo dejó en su escritorio pero pasó algo por mi torpeza, derramé mi café frío sobre él, mis manos estaban resbalosas por el sudor, no sé porqué sudaban pero hizo que se resbalara mi vaso y cayera sobre el pantalón de mi jefe, que vergüenza.
—Lo siento mucho señor, disculpe mi torpeza de verdad _me arrodillé y tomé mi pañuelo, limpié rápidamente el café derramado, el no dijo nada, solo estaba observando lo que hacía, me puse roja porque estaba limpiando sus muslos y había otra parte más íntima manchada también, no podía llegar hasta allí, solo limpié lo necesario.
—De verdad lo siento señor, arruiné su traje, espero y perdone mi torpeza _Me disculpé estando arrodillada delante de él, tenía mi mirada hacia abajo, no podía mirarlo de la vergüenza que sentía en ese momento, el seguía en silencio pero en ese mismo instante...sentí que su mano tomó mi barbilla y me hizo alzar la mirada.
—No te tienes porqué arrodillar para hacer esto, solo fue un accidente, no te preocupes ya lo limpiaste un poco, continúa con el trabajo _Me habló frío, al parecer no puede ser amable aunque lo intente, pero tampoco reaccionó de mala manera, pensé que lo haría, sin embargo es como si no fuera nada para él, me tengo que acostumbrar a su actitud, de todos modos no es que sea tan mala del todo.
—Está bien, señor _me levanté y tomé asiento, el continuó en la computadora como si nada, otra persona no estaría así de tranquila cuando le echara el café encima pero, él no mostraba molestia, solo su rostro inexpresivo como siempre.
Me acomodé en mi asiento y comencé a revisar los papeles, eran muchos, bueno, ya estoy acostumbrada a llevar en mis hombros ese tipo de cargas, para eso me capacité.
Los dos trabajamos en silencio, eso era incómodo, no me sentía bien al haber derramado el café sobre él, mi primer día en conocerlo y ya era un desastre, yo soy un desastre.
—Sandra _Me sorprendí cuando dijo mi nombre, me derrite cuando lo hace, yo dejé lo que estaba haciendo y lo miré, sus ojos azules me penetraron hasta el alma, tragué en seco y aparte la mirada, no podía soportarlo.
—Por favor, dame un masaje, me siento cansado _Al escuchar eso las alarmas de cerebro se activaron.
—¿Eh?, ¿Masaje? _Pregunté como tonta habiendo escuchado claramente, en verdad soy un desastre cuando estoy cerca de alguien que me gusta, ya me había pasado anteriormente con alguien.
—Si, un masaje, ¿no puedes hacerlo? _inquirió alzando una ceja, su mirada me decía "es una orden".
—Claro que puedo, enseguida lo hago _dejé los papeles en el escritorio y me puse de pie, caminé hacia el y me paré detrás de su asiento, ¿donde debía masajear exactamente?.
—Si, lo hago todos los días, mi apartamento no queda muy lejos, solo me tomo treinta minutos de camino _Para mi no era nada, la costumbre me hace verlo como algo insignificante, me voy caminando todos los días, ya sea temprano o muy tarde.
—Te llevaré a tu apartamento, no deberías de irte caminando hasta tu hogar, puede ser peligroso y más si es a estas horas _Me dijo, obviamente no iba aceptar, no podría, no me sentiría cómoda que mi jefe me lleve hasta mi casa.
—No es necesario señor Walton, iré caminando, además pasaré por una tienda de mariscos de paso, no quiero causarle molestia, ahora si me disculpa, me retiro, se me puede hacer más tarde _Dicho eso le di la espalda y salí de la oficina, cerré la puerta detrás de mí y solté un suspiro pesado, me sentí bien que se preocupara pero...no podía aceptar que me llevara.
Salí de la empresa a paso rápido, no quería que ya cerraran la tienda de mariscos donde suelo comprar mi comida favorita, aunque muchas veces la cierran hasta muy tarde, tanto había trabajado que no probé comida, solo el almuerzo.
Crucé la cuadra y llegué a la tienda, por suerte todavía estaba abierta, pedí lo mismo de siempre y lo empacaron en una pequeña bolsa, pagué y salí de la tienda, guardé un poco de dinero de mi último pago para mi comida, no suelo estar mucho en mí apartamento así que no había hecho compras.
Caminaba por las calles solitarias, hacía mucho frío la verdad, aunque, la noche era hermosa, una luna resplandeciente y las estrellas que decoraban el cielo, pero... siempre corro con mala suerte, unas nubes grises se estaban juntando y pequeñas gotas de agua empezaron a caer rozando mi piel la cual se erizaba, eso era lo que me faltaba, todavía me quedaba mucho por caminar y poder llegar a mi apartamento, a ese paso llegaría empapada.
Comencé a caminar más rápido pero la lluvia empezaba a intensificar, mi ropa ya estaba completamente empapada, ni siquiera se me ocurrió llevar un paraguas, habían anunciado por las noticias sobre las lluvias ya que se acercaba el invierno, como siempre nunca tengo en cuenta esos detalles.
Mis pasos se hicieron más lentos, dejé que la lluvia terminara lo que empezó y me dejara toda mojada, no se sentía tan mal pero, lo terrible era el frío, mi comida estaba a salvo, estaba cubierta con plástico y una bolsa, por lo menos algo salía bien, muy buena la hora de cenar.
Empezaron a escucharse los estruendo de los truenos, y el cielo se iluminaba con los relámpagos, tan bonita que estaba la noche.
En ese momento un auto muy lujoso se estaciona al lado de la calle, solo nos separaba unos pasos, yo no le di importancia y seguí caminando, no estaba apurada, no es la primera vez que me alcanza la lluvia cuando me dirijo hasta mi hogar.
El auto aceleró y se estacionó a mi lado, ¿pero qué le pasa?, mis pasos se detuvieron y miré el auto, no podía ver quién estaba adentro ya que los vidrios eran oscuros, sin embargo esperé a que alguien saliera.
La puerta del coche se abrió, lo primero que vi fueron esos zapatos elegantes que ya había visto antes, una figura masculina muy alta por cierto, se puso frente a mí con un paraguas, lo miré con dificultad ya que la lluvia estaba muy fuerte, pero cuando lo logré ver con claridad quedé en shock, era el señor Walton.

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