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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 19

Renata, muy consciente de la situación, dio unos pasos hacia atrás y se alejó de Joaquín. Colocó las manos al frente, con una actitud respetuosa, y habló con voz suave.

—Petra, no vayas a malinterpretar nada, el señor Joaquín…

Petra ni siquiera le dirigió una mirada; tenía la vista clavada en Joaquín.

Al ver a Petra sentada en la silla de ruedas, Joaquín logró recuperarse de la sorpresa en un instante y se acercó a toda prisa.

—¿Te lastimaste?

Preguntó de inmediato, y al notar la bata de hospital y el cabello aún húmedo de Petra, su mirada se llenó de preocupación.

Ella, viendo su expresión tensa, ya sabía que la respuesta que recibiría sería una mentira. Aun así, no pudo evitar intentar obtener la verdad.

—¿Qué haces aquí?

—Antes, en la empresa, sentí algo raro en el pecho y no me sentía bien, así que vine a checarme. No quise decirte nada para que no te preocuparas —contestó con total naturalidad, como si no estuviera ocultando nada.

Esa mentira le apretó el pecho a Petra. Esbozó una sonrisa amarga y ya no dijo nada más.

En ese momento, el doctor del consultorio llamó a Petra por su nombre.

Joaquín, sin pensarlo mucho, empujó la silla de ruedas y entró con ella al consultorio.

Antes de cruzar la puerta, Petra alcanzó a ver a Benjamín, que acababa de terminar una llamada y regresaba.

Él se encontraba en medio del pasillo, observándola con una expresión impasible, los ojos distantes y fríos.

Petra bajó la cabeza rápidamente y apartó la mirada.

La verdad, le incomodaba que personas que conocían su origen la vieran así, tan vulnerable. No importaba con qué intención le ayudaran, eso solo la hacía sentir más humillada y apenada.

Cuando la puerta del consultorio se cerró, Benjamín se dirigió hacia los elevadores.

Héctor fue tras él y preguntó, un poco confundido.

—¿Así nada más nos vamos?

La cara de Héctor cambió al instante; forzó una sonrisa y se apresuró a contestar.

—No, no, primo. Así estoy bien, gracias.

Mientras tanto, Renata apretaba la hoja de los análisis de embarazo, pálida y temblorosa. Había escuchado la conversación entre Héctor y Benjamín.

Por cómo hablaban, daba la impresión de que Petra y ellos ya se conocían de antes.

Si Petra podía codearse con alguien de la talla de Benjamín, entonces seguramente no era una don nadie como decían todos a su alrededor.

...

Joaquín no dejaba de preguntarle al doctor por el estado de Petra, y al enterarse de que tenía una fractura y debía quedarse internada, inmediatamente se puso a hacer todos los trámites necesarios. Las enfermeras del hospital no podían disimular la envidia al ver el trato que le daba.

Cuando todo estuvo listo, Joaquín se sentó junto a la cama de Petra. Dudó un momento antes de hablar, con ese tono que fingía ser considerado en todo momento.

—Petra, la boda ya está a la vuelta de la esquina y ahora que te lastimaste y tienes que quedarte aquí… ¿qué te parece si mejor posponemos la boda un tiempo?

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