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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 245

A la hora de la salida, Petra se levantó puntual y, de paso, avisó a todo el equipo de la oficina que también podían irse.

Por ahora, su única tarea era conocer bien el ambiente de la empresa y entender a fondo los proyectos de Nexus Dynamics.

Para ellos, eso era pan comido.

Nada más estaban en modo ahorro de energía, esperando el momento de sacar a Joaquín del camino; entonces sí, el verdadero trabajo empezaría.

Petra fue directo al estacionamiento subterráneo, pero cuando llegó a su lugar habitual, no vio su carro. Recién entonces recordó que esa mañana había venido en taxi.

Su carro seguía estacionado en la cochera del departamento de Benjamín.

Sin mucho ánimo, volvió al primer piso, cruzó el recibidor y esperó su taxi afuera, justo frente a la entrada de Pioneros Corporativos. Mientras tanto, le mandó un mensaje a Fabiola para avisarle. En ese instante, el carro de Joaquín pasó frente a ella y luego se detuvo.

—Súbete.

Bajó la ventana, con el ceño arrugado, y la voz aún impregnada de enojo.

Petra ni siquiera lo volteó a ver, solo se hizo a un lado.

Al ver que ella se alejaba, Joaquín dio marcha atrás y volvió a detenerse justo delante de ella. Bajó del carro con el gesto endurecido, rodeó el frente del vehículo y se acercó a Petra.

—Te llevo a casa.

Sin darle opción de rechazarlo, le agarró el brazo, abrió la puerta del copiloto y quiso meterla a la fuerza.

Petra, furiosa, empezó a patear y forcejear con él.

—¡Suéltame! Ni loca me subo a tu carro.

Sus zapatos ya le habían dejado varias huellas de polvo en el pantalón negro de Joaquín.

Pero él no la soltó, la jaló con fuerza, empecinado en meterla al carro.

Petra, frustrada, en el momento en que él se inclinó para empujarla, le jaló el cabello con todas sus fuerzas, deseando arrancarle hasta el último cabello de la cabeza.

Joaquín sintió el dolor y apretó más fuerte el brazo de Petra.

Ya casi tenía a Petra en el asiento del copiloto, pero ella seguía negándose, apretando los pies contra el suelo y resbalando el cuerpo hacia abajo.

Joaquín, sin más remedio, soltó su brazo y en cambio intentó cargarle las piernas para meterla de un jalón.

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