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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 252

—¿A dónde vas?

Benjamín habló en voz baja, con la mirada fija en ella, intensa y profunda.

Petra contuvo el aliento por un momento.

—¿No decías que te dolía la cabeza y que querías que te la sobara?

Solo entonces Benjamín le soltó la mano.

Petra se incorporó y, justo cuando iba a extender la mano para masajearle la cabeza, él, sin dudarlo, acomodó su cabeza sobre sus piernas, cerró los ojos y murmuró:

—Anda, hazlo.

Petra se quedó muda.

¿De verdad se ponía así de pegajoso cuando bebía?

Con delicadeza, Petra apoyó la mano en la frente de Benjamín y comenzó a masajearle con movimientos suaves. Bajó la mirada y pudo ver de cerca la cara del hombre, recostado sobre sus piernas; el corazón se le aceleró, desbocado. Él mantenía los ojos cerrados y sus pestañas, largas y espesas, resaltaban más de lo habitual.

Parecía haberse quedado dormido, su respiración se volvió tranquila.

Petra se animó a llamarlo en voz baja.

—Señor Benjamín... ¿me escucha?

Él no respondió, ni un movimiento. Dormía de verdad.

Por fin Petra se permitió dejar de masajearle la cabeza; la mano le ardía de lo entumida. La sacudió un poco, sintiendo el hormigueo.

Justo cuando intentaba mover la cabeza de Benjamín de sus piernas, él soltó un quejido de descontento, y Petra se quedó paralizada.

¡Qué complicado era atenderlo!

No por nada el chofer se marchó con una sonrisa tan satisfecha.

Sin otra opción, Petra agarró una almohada y la puso detrás de su espalda, se acomodó y pensó que, en cuanto Benjamín estuviera más dormido, le movería la cabeza.

Pero mientras esperaba, ella también cayó rendida y se quedó dormida.

...

A medianoche.

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