La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 313

Benjamín notó que la mesera seguía parada ahí, sin saber qué hacer, así que frunció el ceño y su mirada se volvió más cortante.

Solo entonces la mesera reaccionó y, apresurada, dijo:

—Está bien, señor Benjamín.

Benjamín dejó de prestarle atención y salió de la habitación.

La mesera respiró hondo para tranquilizarse, luego volteó a ver a Petra, quien seguía tirada en la cama. Arrugando la nariz con desdén, fue al baño por agua y empezó a limpiar a Petra con cuidado, cambiándole la ropa por una pijama.

Cuando terminó, salió de la recámara con pasos calculados. Al ver a Benjamín sentado en el sofá revisando su celular, murmuró:

—Señor Benjamín, ya está todo listo.

Sin levantar la vista, Benjamín asintió apenas con un:

—Ajá.

La mesera, al ver esa actitud, apretó los labios, resignada, y finalmente se marchó de la suite.

Al salir, cerró la puerta con cuidado y bajó la falda, que antes había subido de manera intencional. Su expresión era de enojo y frustración.

Al regresar a su puesto, vio que el gerente del hotel estaba sentado en la recepción, platicando con otros empleados.

Al verla bajar, el gerente se sorprendió:

—¿Tan rápido terminó el señor Benjamín?

Entre “el encargo” y la ducha, ni tiempo le dio, pensó el gerente.

La mesera, con cara de pocos amigos, se sentó sin decir nada.

Las otras dos empleadas, que habían estado en la recepción todo el rato, captaron el mensaje por el tono del gerente. No era raro que el gerente, apenas bajó, les dijera que se llevaran bien con ella porque “le iba a ir bien”.

Ahora todo tenía sentido: el gerente había malinterpretado las intenciones del señor Benjamín.

Las dos trabajadoras se miraron y compartieron una sonrisa discreta, pero no dijeron nada.

El gerente, al ver la cara de la mesera, entendió que arriba no había pasado nada. Decepcionado, regresó a su oficina. Creía que iba a sacar algo de provecho, y resultó ser pura confusión.

...

En la suite, Benjamín acomodó bien la cobija sobre Petra y se preparaba para salir, cuando el celular de Petra comenzó a sonar.

Vio la pantalla: era una llamada de Jimena.