La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 402

La mirada de Benjamín atravesó la mesa, fija en Petra.

Petra entendió de inmediato y, levantando su copa, la acercó para brindar con él.

—Que mañana todo te salga bien en San Miguel Antiguo —dijo, sonriendo—, ojalá la cita sea un éxito.

Las copas chocaron y Petra, con decisión, se bebió de un trago gran parte de su vino.

—¿De verdad vas a ignorar lo que te dije? —soltó Benjamín, mirándola con esa expresión tan suya.

Benjamín solo probó un poco del vino, lo dejó sobre la mesa y contestó con tranquilidad:

—Mañana regreso a San Miguel Antiguo, pero no por una cita.

Petra se encogió de hombros, apenada.

—Sí, sí, tienes razón, lo olvidé.

Mañana era el cumpleaños de Florencia Aguirre. Benjamín volvía para celebrar con ella. Los dos se conocían desde hace años, y sus familias siempre habían querido que terminaran juntos. Así que, aunque no era una cita formal, todos sabían lo que eso significaba.

Benjamín la miró de reojo.

—Más te vale que de verdad lo hayas olvidado.

Petra le sonrió intentando congraciarse y, notando que él ya había terminado el primer pincho, le ofreció otro.

Por suerte, Benjamín no le guardó rencor por el comentario anterior y tomó el pincho sin decir nada más.

Si Belinda Ferrer se enterara de que alguien estaba comiendo pinchos con vino tinto, seguro se acercaría a Petra para murmurarle al oído que era una “pose”.

Pero, cuando se trataba de Benjamín, hasta lo más inusual parecía natural y elegante.

Petra levantó su copa y observó el vino frente a Benjamín, preguntándose a qué sabría combinar pinchos con vino tinto.

Nunca lo había probado.

Le dio curiosidad.

Quizá su interés fue tan evidente que, de pronto, el hombre sentado frente a ella le extendió su copa de vino.

—¿Quieres probar?

Petra lo miró con sorpresa y preguntó:

—¿Está rico?

Benjamín acercó la copa hasta dejarla justo frente a ella.

—¿Por qué no pruebas y me dices?

—Déjame buscar otra copa para servirme un poco —dijo Petra, incómoda por tomar del mismo vaso.

Pero al instante, Benjamín frunció el ceño y su voz se tornó grave.