La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 41

Petra miraba al hombre frente a ella con una expresión tan indiferente que no se molestaba en ocultar el desprecio que sentía. En su mirada solo había repulsión.

—No quiero.

Joaquín sintió cómo ese destello ajeno en los ojos de Petra le calaba hasta los huesos. Sin pensarlo, le apretó el hombro y la mantuvo debajo de él.

—Este no es momento para pelear, ¿sí? ¿Acaso no conozco tu cuerpo? Bien sabes que...

Antes de que terminara la frase, Petra le cruzó la cara con una bofetada que resonó en el cuarto vacío.

El golpe sonó tan claro que hasta el silencio pareció estremecerse.

Joaquín se pasó la lengua por la mejilla enrojecida, la mirada se le llenó de furia.

Entonces se lanzó sobre ella, la besó a la fuerza, tomando su boca como si pudiera arrebatarle algo.

Petra apretó los dientes, rehusándose a ceder.

Joaquín, perdiendo la paciencia, le sujetó la mandíbula y la obligó a abrir la boca.

Pero Petra, encendida de coraje, esperó el momento y, en cuanto él intentó avanzar, le mordió con todas sus fuerzas.

De inmediato el sabor a sangre y a hierro se esparció por su boca.

Joaquín soltó un quejido y se apartó, adolorido.

Petra aprovechó, tomó el vaso de agua de la mesita, bebió un trago grande, hizo unas gárgaras rápidas y escupió el agua directo al bote de basura.

El fastidio se le notaba en la cara.

Joaquín, aún con el dolor palpitando en la boca, intentó acercarse de nuevo.

La rabia de Petra ardía en su interior. Sin pensarlo, levantó el vaso y lo estrelló con fuerza contra la cabeza de Joaquín, gritándole con una voz que cortaba el aire.

—¿De verdad quieres forzarme aquí, en la casa de mi abuela?

Joaquín quedó aturdido por el golpe, con la frente doliéndole y la poca pasión que tenía se esfumó por completo.

La miró sorprendido, incapaz de creer que Petra se atreviera a lanzarle algo.

Los ojos de Petra solo mostraban desprecio.

—Vete con otra, deja de molestarme.

La voz de Petra fue como un balde de agua helada para Joaquín, que por fin pareció recobrar la compostura.

Con la cara oscura, se levantó de la cama y salió del cuarto a zancadas.

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