La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 454

Lorena no podía creer lo que acababa de escuchar de Anaís; el asombro no era solo suyo, todos los presentes que oyeron esas palabras quedaron igual de sorprendidos.

Resultaba que el “reclutamiento especial” tenía un significado muy diferente al que imaginaban.

La mayoría de los presentes soltaron un suspiro de alivio, agradecidos de no haber tenido nunca un conflicto con Petra.

Mientras asimilaba la noticia, Lorena apretó los dientes con impotencia.

—El señor Benjamín no es el tipo de persona que actúa sin razones —pensó, decidida—. Tengo que ir a preguntarle si mi nombre está realmente en la lista de despidos.

Anaís, al notar la terquedad de Lorena, respiró hondo.

Benjamín ya estaba molesto por lo ocurrido; si Lorena iba a buscarlo y armaba un escándalo, Anaís sabía que su puesto como jefa de secretarias podría estar en peligro.

—Lorena, ¿de verdad crees que eres especial en esta oficina? —su voz fue cortante, y todos los que la escuchaban sintieron la tensión en el aire.

—En Grupo Hurtado nunca han faltado empleados con buena actitud y resultados. Sí, tienes ciertas habilidades, pero no eres tan hábil para tratar con la gente. Aun así, tu situación no es tan grave como la de esas dos —dijo, señalando apenas con la mirada a otras compañeras—. En tu expediente, la empresa no dejará ningún registro negativo.

—Ahora, si decides armar un escándalo, cuando la próxima empresa investigue tus antecedentes, entrarles no te será nada fácil —agregó, dejando claro el mensaje.

Anaís llevaba años en ese puesto.

Había visto pasar a muchas como Lorena: gente con talento, pero que se creía por encima de los demás.

Sabía exactamente cómo usar unas cuantas palabras para quebrar la seguridad de alguien.

Al ver que Lorena no respondía, Anaís aprovechó para mirar de reojo a los otros empleados, quienes fingían estar ocupados en sus escritorios, pero en realidad estaban atentos a cada palabra.

—Grupo Hurtado les da a todos un espacio para crecer, y siempre ha sido generoso con los sueldos y prestaciones. Les recomiendo que lo recuerden: nunca se metan en pleitos ajenos, ni se dejen arrastrar por bandos. Si no, pueden terminar siendo simples peones en el juego de alguien más —sentenció.

Los demás asintieron de inmediato, algunos hasta murmuraron su acuerdo.

...

Mientras tanto, Petra seguía a Benjamín hasta su oficina. Dudó un momento antes de decidir no cerrar la puerta.

Apenas retiró la mano, el hombre, como si tuviera ojos en la nuca, ordenó con voz seria:

—Cierra la puerta.

Petra se quedó quieta, esbozando una sonrisa incómoda.