—¿Esto te lo enseñó Cecilia?
Penélope guardó silencio.
Petra, por su parte, ya se imaginaba qué papel jugaba Cecilia en todo esto. Sus labios se curvaron en una ligera sonrisa mientras lanzaba un comentario con voz tranquila.
—Cecilia sí que tiene el corazón de piedra. Joaquín, todos estos años, ha ido sacando dinero de Nexus Dynamics de a poco, sumando más de diez millones de pesos.
Penélope sostuvo la mirada, el cuello rígido, fulminando a Petra como si quisiera borrarla del mundo.
—No sé nada, no tengo idea. Solo sé que tú arruinaste la vida de mi hijo.
Petra no perdió la sonrisa.
—Parece que de verdad no tienes ni la menor idea. Todo ese dinero que Joaquín sacó de Nexus Dynamics terminó en manos de la familia Ríos. Él prefirió confiar en los Ríos antes que en su propia familia.
Penélope frunció el ceño. Sus manos, antes apoyadas con firmeza sobre la mesa, se retiraron de inmediato; la seguridad que mostraba se le desmoronó.
Por lo visto, Penélope estaba al tanto de algo, pero el resto de la familia Velasco ni por enterados.
—Los Ríos solo devolvieron cuatro millones. El resto, esos millones que faltan, nadie sabe dónde los ocultaron.
Petra se incorporó, tomó aire y, con voz calmada, se dirigió a Penélope.
—Señora, convénzala de que devuelva el dinero que falta. Así su hijo podría tener una sentencia más corta. Si no logran recuperar el resto, podría pasar más de diez años en prisión. Diez años es mucho tiempo... ¿Cree que Cecilia, con tanto dinero en las manos, va a seguir esperándolo? No se engañe, señora.
Penélope se levantó de golpe, furiosa y desconcertada. Evidentemente, Cecilia no le había contado toda la verdad.
Al pasar junto a Petra, esta le bloqueó el paso con suavidad.
Penélope la miró con gesto agrio, arrugando la frente.
Sin embargo, Petra simplemente le metió una carpeta de documentos en la mano. Su tono, antes relajado, se tornó ahora cortante y directo.
—Señora, revise esto con cuidado. Hay detalles aquí que ni siquiera he entregado al juzgado. Espero que hoy sea la primera y última vez que la vea aquí. Si vuelve... estos papeles acabarán en manos del juez y eso solo va a empeorar la situación de Joaquín.
Los Velasco, al ver que Penélope se marchaba, la siguieron en silencio, abandonando el lugar uno tras otro.
Petra se quedó allí, observando cómo se alejaban.
Anaís volvió junto a ella y le entregó el USB que había usado. Petra lo tomó y le agradeció en voz baja.
—Gracias, Anaís.
Anaís sonrió con respeto. Había presenciado toda la escena y, aunque había trabajado muchos años junto a Benjamín, no pudo evitar admirar la calma y el temple de Petra.
Penélope había lanzado insultos tan bajos que cualquier otra mujer se habría sentido herida o habría perdido el control.
Si hubiera sido alguien más sensible, seguro se habría quedado sin palabras ante semejantes ataques.
Pero Petra nunca perdió la compostura. Ignoró cada provocación, y paso a paso, los fue acorralando según su propio plan.
Incluso tras años trabajando con Benjamín, Anaís dudaba que pudiera manejar tan bien a alguien tan complicado. Petra, en cambio, había hecho ver todo como si estuviera domando una tormenta con solo estirar la mano.

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Traición en Vísperas de la Boda
Me gustaría saber cuántos capítulos faltan y cuando los publicará...