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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 566

—Está bien.

Lo que no imaginaba era que, después de entregarle ese traje a Benjamín, pasaría mucho tiempo antes de volver a verlo.

...

En el campo de golf.

El chofer detuvo el carro y Petra bajó detrás de Benjamín.

Un empleado se acercó para sacar los palos de golf de Benjamín de la cajuela y se los echó al hombro.

Benjamín caminaba delante, a un ritmo tranquilo, girando la cabeza de vez en cuando para mirar a Petra, que lo seguía a uno o dos pasos de distancia.

Parecía estar siguiendo al pie de la letra la regla de no revelar que estaban casados.

Actuaba como si su relación fuera estrictamente de jefe y subordinada.

Su expresión era tan seria y, cuando sus miradas se cruzaban, su actitud era de respeto y humildad, que a Benjamín le entraron ganas de jugarle una broma.

El encargado de los carritos de golf les acercó uno.

Benjamín subió primero.

Petra se sentó a su lado. Una vez que el *caddie* subió, Benjamín le tomó la mano.

Petra se sobresaltó y, disimuladamente, intentó soltarse.

Sin embargo, Benjamín le apretó la mano con más fuerza.

Petra no quería usar demasiada fuerza para no llamar la atención, y al mismo tiempo tenía que actuar como si no pasara nada.

Ya casi llegaban al campo de juego.

Al levantar la vista, Petra vio a Florencia de pie a lo lejos.

Junto a Florencia había un hombre vestido con ropa deportiva negra.

Petra había visto antes noticias sobre Joel Aguirre en los periódicos y su expresión cambió ligeramente.

No esperaba que la persona que Benjamín venía a ver al campo de golf fuera Joel.

—Le pido que se comporte, señor Benjamín.

Benjamín enarcó una ceja y soltó una risa ahogada.

El conductor y el *caddie* no se atrevieron ni a respirar.

Habían atendido a Benjamín muchas veces y nunca lo habían visto en una situación así.

Resulta que el señor Benjamín era como los demás empresarios: también le gustaba usar esos trucos con las chicas que le interesaban.

Esa chica claramente trabajaba para él.

Ahora que había caído en la boca del lobo, era solo cuestión de tiempo antes de que el señor Benjamín la hiciera suya.

Después de todo, en San Miguel Antiguo, o en todo el país, ¿quién podría resistirse a un hombre como el señor Benjamín?

El *caddie* ocultó la envidia en su mirada.

La vida de los ricos, sin duda, era de película.

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