La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 610

—Paulo, ¿de verdad crees que en la familia Pineda no hay nadie que nos defienda?

Paulo bajó la cabeza, su postura firme.

—Suegro, esta es la solución intermedia. Si en su día accedí a que Frida entrara en esta casa, hoy tú deberías complacerme a mí.

—Buena forma de llamarlo «complacerme» —replicó Agustín con una sonrisa burlona.

Frida, que hasta entonces había permanecido en silencio en un rincón como parte del decorado, se sentó.

Josefina estaba a su lado, tomándole la mano.

Al oír su nombre, no tuvo más remedio que ponerse de pie.

—Ya que se trata de complacer, ¿por qué no lo hacemos bien?

—Cuando me casé con un Hurtado, mi tarea era criar a Benjamín. Ahora que ha crecido y puede valerse por sí mismo, creo que mi papel como señora Hurtado ya no es necesario. ¿Por qué no aprovechamos esta oportunidad para tramitar el divorcio y cumplir tu sueño de que la señora Tamara entre en esta casa?

En la familia Hurtado, Frida siempre había sido vista como la más dócil.

Durante años, Paulo se había paseado con Tamara sin que ella se quejara.

Nadie esperaba que, al proponer inscribir a Rafael bajo su nombre, ella respondiera pidiendo el divorcio.

Paulo frunció el ceño, sintiendo que Frida estaba siendo, en cierto modo, desagradecida.

La miró con frialdad.

—¿De verdad quieres divorciarte de mí?

—Totalmente en serio —asintió Frida.

Dicho esto, tomó una carpeta que tenía a su lado, caminó hacia el centro de la sala y se detuvo frente a Benjamín, entregándole el documento.

Benjamín se levantó, tomó la carpeta de Frida y, al sacar los papeles, vio que se trataba de un acuerdo de donación de acciones.

—En su día, mi suegro, en reconocimiento a mi labor criando a Benjamín y a mis años de servicio en la familia Hurtado, me recompensó con el 2% de las acciones del Grupo Hurtado.

—Hoy, en presencia de los mayores de la familia, dono este 2% de las acciones a Benjamín, y les pido a todos ustedes que sean testigos.

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