Petra aún no había visto a Benjamín ese día, así que no sabía qué tan mala cara tenía.
Rebeca, al ver que Petra no decía nada, no insistió en el tema. En su lugar, tomó una bolsa de regalo que estaba en el sofá y se la entregó, diciendo con calma:
—Esto es para ti.
»Aunque por ahora no se pueda anunciar su matrimonio, eres la esposa de Benjamín. Si algún día se descubre su relación, quiero que las fotos en las que salgan juntos se vean bien.
Petra no se hizo de rogar y aceptó la ropa que Rebeca le ofrecía.
Su traje era del mismo color que el de Benjamín: negro.
Los trajes negros eran comunes, así que no levantarían sospechas.
Petra no se opuso.
Además del traje, había un vestido de noche.
La gala del Grupo Hurtado se dividía en dos partes.
Por la mañana, una reunión formal y seria; por la noche, una cena más relajada.
La cena se celebraría en la hacienda de la familia Hurtado.
Asistirían los directivos y empleados más destacados del Grupo Hurtado, así como invitados de otras familias importantes.
La competencia interna en el Grupo Hurtado era feroz. Probablemente, todos querían usarlo como trampolín para ascender socialmente.
Al fin y al cabo, era un camino que realmente funcionaba.
...
Cuando Benjamín entró, secándose el pelo con una toalla, su expresión era, en efecto, poco amigable.
Parecía no haber dormido bien la noche anterior. Tenía un aire de cansancio, y su mirada era tan fría que asustaba.
Rebeca, muy astuta, supo que Benjamín no estaba de buen humor, así que decidió no provocarlo. Al verlo entrar, le dijo a Petra:
—Cámbiense de ropa. Yo me voy.
Dicho esto, se dirigió a la puerta y, de paso, la cerró.
Petra se quedó perpleja por un momento. Iba a seguir a Rebeca, pero el hombre, que solo llevaba una bata de baño, le dijo con voz grave:


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Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Traición en Vísperas de la Boda
Me gustaría saber cuántos capítulos faltan y cuando los publicará...