Las únicas personas que sabían de la enfermedad de su hermana, aparte de ella y Benjamín, eran Florencia Aguirre, Andrea y Federico Núñez.
Era imposible que Federico se lo hubiera dicho a Emiliano.
También confiaba en que Benjamín no diría nada al respecto.
Eso dejaba como única posibilidad a Florencia y Andrea.
—Si ya viste el diagnóstico, entonces deberías saber que la condición de mi hermana no llega al punto de ser grave.
—Además, aunque a mi hermana de verdad le pasara algo, no te corresponde a ti venir a armar un escándalo. Cuando decidiste irte con Nayeli, el abuelo rompió toda relación contigo y hasta lo publicó en el periódico, ¿o ya se te olvidó?
El rostro de Emiliano cambió de repente y dijo con voz grave:
—Es cierto que rompí lazos con tu abuelo, pero no con tu hermana ni contigo.
—Tu hermana…
Petra no quería oír de la boca de Emiliano ninguna noticia fatal sobre su hermana, así que lo interrumpió con frialdad:
—Olvídate de eso. Es imposible que mi hermana te deje ni un solo centavo de sus bienes.
El rostro de Emiliano se ensombreció aún más.
—¿Qué quieres decir?
—¿Acaso tu hermana ya preparó un testamento?
Petra le lanzó una mirada gélida a Emiliano y se dirigió hacia la sala de juntas.
Al ver esto, Emiliano la siguió de inmediato, su tono de voz ya no era tan seguro como antes.
—Petra, explícame bien, ¿tu hermana te dejó a cargo del Grupo Calvo?
—Te lo advierto, la situación en el Grupo Calvo es muy complicada. Tú llevas mucho tiempo fuera de San Miguel Antiguo y no entiendes bien las relaciones sociales de aquí. Si el Grupo Calvo cae en tus manos, será aún más difícil que en las de tu hermana.
—Puedes darme el Grupo Calvo a mí, yo lo administraré, yo…
Petra se detuvo en la puerta de la sala de juntas y dijo con voz grave:


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