—¿Qué pasa? —preguntó Benjamín.
Petra negó con la cabeza y respondió con voz neutra:
—Nada.
—Solo me pareces un poco… raro hoy.
Benjamín se recostó en el asiento y le respondió en voz baja:
—Estoy intentando contentarte, ¿no se nota?
Petra se quedó sin palabras.
Lo miró con asombro; por fin entendía por qué se sentía extraña. Era el tono de su voz, varios grados más suave de lo habitual.
—Lo siento, pero la verdad es que no me había dado cuenta.
Tras responderle, Petra bajó la cabeza y dijo:
—Entonces, vamos a Sinfonía Culinaria.
Benjamín asintió.
—De acuerdo.
Ante la respuesta de Benjamín, el chofer, muy sensato, puso rumbo hacia Sinfonía Culinaria.
***
En Sinfonía Culinaria, Petra ya había pedido la comida de camino.
Como Benjamín había dicho que todo sería como ella quisiera, no le consultó y pidió mayormente sus platos favoritos.
Cuando llegaron al reservado, la cocina ya tenía la comida lista.
Ambos se sentaron y el mesero comenzó a servir los platos.
Una vez que terminó de servir, el mesero se retiró.
Petra tomó su tenedor, levantó la vista hacia Benjamín y le preguntó con voz serena:
—¿Por qué intentas contentarme? ¿Es por lo de anoche en la hacienda?
Benjamín asintió y respondió con calma:
—¿Tan poco evidente soy?
Petra asintió y emitió un suave «sí».

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