La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 792

—Al mismo tiempo, espero que haya una competencia sana y que mantengan buenas relaciones entre compañeros. No quiero ver grupitos ni exclusiones en esta oficina.

Después de hablar, Anaís miró su reloj y dijo con voz neutra:

—Falta media hora para la salida. Continúen con su trabajo para que puedan terminar temprano e irse a descansar.

Dicho esto, Anaís se retiró del área de trabajo.

Patricia se quedó mirando la espalda de Anaís, atónita.

Los demás compañeros miraron de reojo a Patricia y Josefina, pero rápidamente apartaron la vista y volvieron a sus tareas.

Era obvio para quién iba dirigido el anuncio de Anaís.

En toda la oficina, nadie se ponía a invitar café a todo el personal de presidencia de un momento a otro; después de todo, no era un gasto menor.

Josefina, pálida, estaba sentada en su silla. Al levantar la vista, vio a Petra, justo enfrente, bebiendo tranquilamente de su taza de café.

Se mordió el labio y, en el instante en que sus miradas se cruzaron, bajó la cabeza.

En ese momento, Patricia también miró a Petra. Al verla arquear una ceja con total indiferencia, una oleada de ira la recorrió de pies a cabeza.

Sin embargo, rápidamente contuvo sus emociones.

Si Benjamín había establecido esa nueva prestación y exigido buenas relaciones entre compañeros, buscar un conflicto con Petra en ese momento sería contraproducente.

En una situación tan delicada, era probable que ni siquiera Josefina pudiera protegerla.

Patricia apartó la vista de Petra, apretando los dientes. Estaba cada vez más convencida de que Petra había logrado enganchar a Baltasar, y por eso era tan arrogante.

Baltasar era el primo de Benjamín. Con que le dijera un par de cosas, era natural que Benjamín le hiciera caso.

Con razón Josefina había salido de la oficina de Benjamín con los ojos rojos.

Seguramente Baltasar fue a quejarse con Benjamín, haciendo que él malinterpretara a Josefina y la regañara.

***

Llegó la hora de la salida.

Nadie en la oficina se levantó para irse.

Todos miraban de vez en cuando hacia la oficina de Benjamín.

Parecía que mientras Benjamín no se fuera, nadie más se atrevería a hacerlo.