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La Valiente Transformación de una Esposa Menospreciada romance Capítulo 11

—¡Ve a limpiarte, rápido! —insistió Isabella, su voz cargada de una urgencia teatral. Se acercó y empujó a Valentina suavemente hacia la puerta de la oficina, como una amiga preocupada—. ¡Faltan cinco minutos para que lleguen los clientes! Yo… yo me encargo de recoger este desastre, de verdad. ¡No te preocupes por nada! Y oye, para que no te demores, dame la USB con la presentación. La llevo yo misma a la sala de juntas y la voy cargando en el computador. Así, cuando llegues, todo estará listo. ¡Anda, corre!

El pánico fingido de Isabella era una obra maestra de la manipulación, diseñado para crear un caos que impidiera el pensamiento racional. Por un instante, Valentina sintió la oleada de adrenalina, la necesidad de correr, de solucionar el problema visible de su blusa manchada. Pero la sensación fría y pegajosa del café contra su piel la mantuvo anclada en la realidad. Le dirigió una última mirada a Isabella, una mirada larga y cargada de un entendimiento silencioso que su rival, demasiado inmersa en su propia actuación, no supo descifrar. Sin decir una palabra, Valentina le entregó la pequeña memoria USB y salió corriendo hacia el baño, dejándole a Isabella el campo libre.

Mientras se secaba la mancha con toallas de papel bajo la luz cruda del baño, sabiendo que era un esfuerzo inútil contra la seda blanca, su mente trabajaba a una velocidad vertiginosa. El ataque había sido una obra en dos actos. El primero, el sabotaje físico, era obvio y visible: arruinar su apariencia profesional y destruir sus notas de respaldo para desestabilizarla emocionalmente. Pero el segundo acto era el verdaderamente peligroso, el que se desarrollaba en ese mismo instante en la sala de juntas. La oferta de Isabella de llevar la presentación no era un gesto de amabilidad; era la oportunidad perfecta para asestar el golpe de gracia. Valentina sabía, con una certeza que le helaba la sangre, que el archivo digital que había preparado con tanto esmero estaba a punto de ser corrompido.

En la sala de juntas, vacía y silenciosa, Isabella se sentó frente al gran monitor con una sonrisa de suficiencia. Conectó la memoria USB y el ícono de la presentación apareció en la pantalla. Su plan era simple y brillante en su malicia. No iba a borrar el archivo, ni a desordenar las diapositivas, ni a cambiar las imágenes. Eso sería demasiado obvio y fácilmente detectable. Su ataque sería quirúrgico, invisible para un ojo no entrenado. Navegó con rapidez hasta las últimas diapositivas, las financieras, aquellas que contenían las proyecciones de retorno de inversión, el desglose del presupuesto y los indicadores clave de rendimiento.

Con dedos que se movían con una precisión letal sobre el teclado, comenzó a alterar las cifras. Cambió un par de comas decimales, transformando un prometedor 15% en un mediocre 1.5%. Redujo los porcentajes de crecimiento de audiencia proyectado, haciendo que la campaña pareciera tener un alcance limitado. Aumentó sutilmente los costos de producción digital y de pauta en medios, inflando el presupuesto hasta que los márgenes de ganancia se volvieron irrisorios. Los cambios eran lo suficientemente pequeños como para no parecer un error garrafal, sino más bien el resultado de un análisis financiero pobre y optimista. En menos de un minuto, había transformado una propuesta brillante y rentable en un plan de negocios deficiente y arriesgado. Hacía que el genio creativo de Valentina pareciera estar respaldado por una estrategia financiera de aficionada.

Guardó los cambios, sobrescribiendo el archivo original, y retiró la memoria USB con un movimiento limpio. Se recostó en la silla justo cuando escuchó las voces de los clientes de "Café Divino" acercándose por el pasillo. Se levantó para recibirlos, su rostro compuesto en una máscara de profesionalismo y calma. Había preparado la emboscada perfecta. Valentina podía tener todo el talento del mundo, pero ella, Isabella, controlaba la realidad. Y en el mundo de los negocios, la única realidad que importaba eran los números que aparecían en la pantalla.

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