Entrar Via

La Valiente Transformación de una Esposa Menospreciada romance Capítulo 2

Al salir del corredor, la transición fue abrupta. El silencio de la sala de control fue reemplazado por una cacofonía de música lounge, risas y el tintineo de copas de champaña. La luz era tenue y elegante, salpicada por los flashes de las cámaras de los fotógrafos de sociales que se movían como tiburones entre los invitados. Valentina parpadeó, ajustándose a la nueva atmósfera. Inmediatamente, varias personas se giraron hacia ella.

—¡Valentina, te luciste! ¡Qué espectáculo! —dijo un cliente importante, levantando su copa en señal de saludo.

—Felicidades, Vale. Impeccable, como siempre —comentó una colega de otra agencia, con una pizca de envidia en la voz.

Ella sonreía, asentía y agradecía con la gracia ensayada de la esposa de un CEO. "Gracias, fue un trabajo de equipo", repetía como un mantra, aunque sabía que el noventa por ciento del concepto y la ejecución habían salido de sus noches de insomnio. La pequeña llama de orgullo en su pecho se avivó con cada felicitación. Quizás esta vez, solo quizás, su esfuerzo sería reconocido públicamente.

Localizó a su esposo en el centro del salón. Alejandro Vega era un imán de personas. Alto, con un traje italiano que le quedaba como un guante y una sonrisa que podía venderle hielo a un esquimal. Estaba rodeado de admiradores, riendo a carcajadas por algo que acababa de decir. A su lado, pegada a él como una enredadera, estaba Isabella Montenegro. Llevaba un vestido plateado tan ceñido que parecía pintado sobre su piel, y lo miraba con una devoción que rayaba en lo teatral.

Justo en ese momento, Alejandro levantó una mano, pidiendo silencio. Un asistente le pasó un micrófono. La música bajó de volumen y todas las conversaciones se apagaron. Era la hora del discurso.

—¡Buenas noches, Bogotá! —comenzó, su voz de barítono llenando el salón—. ¡Qué noche tan espectacular! En nombre de Grupo Vega, quiero agradecer a nuestro increíble cliente, "Luna Escarlata", por confiar en nosotros para dar vida a su visión.

El mundo de Valentina se detuvo por un segundo. El nombre resonó en sus oídos, incorrecto, absurdo. Vio cómo Isabella sonreía, una sonrisa radiante y triunfal, mientras aceptaba el aplauso del público. Alejandro la miraba con un orgullo que nunca, jamás, le había dedicado a ella.

El resto del discurso fue un ruido sordo. Valentina sentía cientos de ojos sobre ella. Sabía lo que estaban pensando. Conocían su reputación. Sabían que ella era la mente creativa. La humillación era un veneno helado que se extendía por sus venas, paralizándola. Se obligó a mantener una expresión neutra, una máscara de serenidad que le costaba todas sus fuerzas sostener.

Un fotógrafo, buscando capturar la emoción del momento, se movió rápidamente. Su lente se enfocó en la pareja del momento: Alejandro e Isabella, sonriendo el uno al otro. Pero su encuadre, por pura casualidad, captó algo más en el fondo. Detrás de ellos, parcialmente oculta por la multitud, estaba el rostro de Valentina. El flash se disparó, inmortalizando la escena en una sola imagen devastadora: la sonrisa exultante de Isabella en primer plano y, desenfocada pero inconfundible, la mirada completamente vacía de la esposa olvidada. La llama de orgullo en su pecho se había extinguido, dejando solo cenizas frías.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Valiente Transformación de una Esposa Menospreciada