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Matrimonio inesperado romance Capítulo 4

Josefina no tenía muchas pertenencias. Después de empacarlas, salió y se subió a un taxi con su equipaje, haciendo oídos sordos a los insultos de Gina. Alrededor de las siete de la tarde llegó a Jardín de Malvas, pero se perdió, ya que Damián no le había enviado la ubicación exacta y la contraseña como le había prometido. La joven supuso que se le habría olvidado. Dado que no tenía su número de teléfono, lo único que podía hacer era esperarlo en la entrada del barrio.

Era una tarde de agosto y el clima era cálido incluso al anochecer. Josefina, frustrada, sintió la urgencia de buscar a Damián en el Grupo Rosales, pero también era consciente de que no podía encontrarse con él sin avisar. Tras una hora de espera, un Rolls-Royce negro apareció en la reja de entrada del barrio. Josefina ya tenía las piernas adormecidas por haber pasado una hora en cuclillas, por lo que no pudo levantarse, así que se limitó a saludar con la mano y gritar:

—¡Señor Rosales, señor Rosales!

Damián detuvo el vehículo cuando escuchó el barullo, y se quedó atónito al ver a la muchacha agachada en el suelo.

—¿Qué te trae por aquí?

Josefina sintió que una oleada de calor le subía por el pecho, pero no se permitió enfurecer frente a él. Con una sonrisa hipócrita, usó la pared como apoyo y se puso de pie.

—No me dio la dirección ni la contraseña, ¿a dónde más podía ir?

—Lo siento. Estuve ocupado con unas reuniones esta tarde y lo olvidé —explicó él. Luego le dijo que subiera al auto—. ¿Me estás haciendo un reclamo? —preguntó. La muchacha no se atrevió a quejarse, por lo que permaneció en silencio y se subió al vehículo con su maleta. Dos minutos más tarde, estacionaron frente a una cabaña. Ella caminó detrás de Damián arrastrando su equipaje y, mientras entraban a la vivienda, él le dijo la contraseña de la puerta. Una vez en la sala de estar, Josefina echó un vistazo a su alrededor: el interior minimalista estaba decorado con colores fríos, pero ostentaba una atmósfera de realeza—. Tu dormitorio está en el primer piso y es el de la izquierda. El de la derecha es el mío, y de ese lado también está mi sala de estudio. No tienes permitido entrar a esas habitaciones sin permiso y no debes tocar las vitrinas.

Capítulo 4 ¿Me estás haciendo un reclamo? 1

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